En los próximos días, Junts y Esquerra Republicana deberán abordar la composición de la Mesa del Parlament y tienen por delante la posibilidad real de que quien esté al frente de la misma sea un candidato o candidato independentista. Ello debido a que el sistema de votación les es beneficioso, ya que los síes, los noes, las abstenciones y poder votar alternativamente cada formación política un candidato propio les da un margen de maniobrabilidad si son capaces de presentarse unidos sus 55 diputados. La principal incógnita es si serán capaces de ponerse de acuerdo o, por el contrario, preferirán alianzas alternativas —aquí está el juego del PSC—, ya que les podrá más la enemistad que han ido acumulando estos últimos tiempos y que ha desembocado en una suma inacabable de reproches mutuos.
La aritmética es aparentemente sencilla. Junts (35) y Esquerra (20) suman 55 parlamentarios y PSC (42) y comunes (6) tienen 48 diputados. A partir de aquí, los dos grupos parlamentarios también aritméticamente importantes son PP (15) y Vox (11), porque CUP (4) y Aliança Catalana (2) son irrelevantes en cualquier combinación de las posibles. La pregunta es qué harán los diputados catalanes de Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal. Hay el precedente del Ayuntamiento de Barcelona, en que los populares encumbraron a Jaume Collboni a la alcaldía de Barcelona gratuitamente y ello podría volver a suceder. Es cierto que Feijóo ha comentado varias veces privadamente que aquello fue un error, ya que muchos de sus votantes no lo entendieron y, en parte, la resistencia de Vox en Catalunya tiene que ver con haber errado aquel tiro, ya que la formación ultra se ha podido presentar en Catalunya como alejada de cualquier apoyo a los socialistas.
El acuerdo para ocupar la segunda institución de Catalunya mandaría un primer mensaje tras la derrota del independentismo el pasado 12 de mayo
El sistema de votación de la presidencia del Parlament facilita que cada partido vote a quien quiera para la presidencia y tanto PP como Vox se inclinan por votar a sus propios candidatos, aunque no tengan opciones de ganar. Eso antes que decantarse por alguno de los dos bloques que, en su discurso político, son bastante parecidos dados los acuerdos que los cuatro partidos tienen en Madrid en apoyo de Pedro Sánchez. En esta situación, 55 diputados son más que 48, porque lo que es seguro es que los 48 parlamentarios están unidos en este pulso al menos. A expensas de cómo acabe en las próximas semanas o meses la elección de la presidencia de la Generalitat y cómo jueguen la partida Salvador Illa y Carles Puigdemont, los dos que han dicho que aspiran a la investidura, es obvio que el acuerdo para ocupar la segunda institución de Catalunya mandaría un primer mensaje tras la derrota del independentismo el pasado 12 de mayo.
Es oportuno decirlo en este momento, porque este jueves se aprobará la ley de amnistía, que ha costado Dios y ayuda sacarla adelante legislativamente por las trabas que han puesto PP y Vox. Pero ha salido adelante cuando Junts y Esquerra han creado conjuntamente el marco político para que sea aprobado. Antes, Pedro Sánchez decía que era imposible su aprobación y su discurso cambió como un calcetín cuando no tuvo más remedio, ya que, si no, tenía que ir a nuevas elecciones y perdía la oportunidad de continuar en la Moncloa. Vendrá a partir de este jueves el conflicto con los jueces que ni será fácil ni corto. En algunos casos se hará más bien largo y veremos en las próximas horas qué movimientos hace el Tribunal Supremo con la ley ya aprobada y solo pendiente del último trámite, su publicación en el Boletín Oficial del Estado. Algo que debería producirse el mismo viernes y que así puede hacerse si el Ministerio de la Presidencia, a través de la Secretaría General Técnica-Secretariado del Gobierno, a la que compete la ordenación y control de las publicaciones, procede con la celeridad que la ley se merece.