La elección de Josep Rull como nuevo presidente del Parlament de Catalunya, en segunda votación, supone la restitución de un miembro del Govern del 1-O. También, un sorprendente acuerdo, aunque sea después de mucha tensión, entre Junts (35 diputados), Esquerra (20) y CUP (4), que han aprovechado el desencuentro de PSC y PP para tener una presidencia independentista y también la mayoría de la Mesa de la cámara. En una jornada política de infarto, el independentismo ha jugado sus cartas con habilidad y le ha dado la vuelta a lo que refleja el hemiciclo del Parlament. Ha sacado petróleo donde no había y dispondrá de cuatro miembros de la Mesa de los siete que la integran. Es verdad que, en realidad, son 3 del PSC, 2 de Junts y 2 de Esquerra, más que una suma de cuatro, ya que ahora los números no se hacen como antes. Pero teniendo en cuenta que solo disponen de 59 escaños de 135 (61 si se les añaden los dos de Aliança Catalana), el final de la jornada no podía ser más optimista para ellos.
La elección de la presidencia del Parlament va a ser clave en esta legislatura, ya que en su mano va a estar fijar otorgar la voz a Salvador Illa o Carles Puigdemont para la sesión de investidura. Los socialistas habían hecho saber que jugarían a fondo sus cartas, como partido ganador de las elecciones del 12-M, para que el cargo no se le escapara. Es posible que contaran con un PP más dócil y que estuviera dispuesto a repetir la operación de Collboni en el Ayuntamiento de Barcelona: darle la alcaldía a los socialistas a cambio de nada. Feijóo, en cambio, ponía condiciones: un miembro en la mesa, para empezar a hablar. No parecía un precio alto a cambio de asegurarse una mayoría, pero el PSC estaba en el gratis total. A ello se suma que tampoco se la aseguraba con este movimiento, ya que los comunes no estaban por la labor de una operación conjunta a tres.
Había también la opción de una presidencia para Esquerra, que era la que confiaban durante todo el fin de semana en sacar adelante los socialistas. Desde el PSC, durante el fin de semana se daba por seguro, convencidos de que el nivel de confrontación entre Junts y ERC no permitiría un acuerdo ni que la presidencia fuera para los de Puigdemont. Algo rompió esta idea y lo que el sábado parecía más que seguro se desvaneció en las horas siguientes. Es probable que Salvador Illa renunciara entonces a su idea inicial y pensara que el desgaste para recomponer todas las piezas sería importante y que más valía concentrar esfuerzos en tratar de sacar adelante su investidura como president de la Generalitat. Lo que también es obvio es que un acuerdo de los socialistas con el PP hubiera proporcionado mucha felicidad en algunos ambientes de Madrid, pero es probable que hubiera cerrado opciones con Esquerra, partido que Illa necesita en todos los supuestos para sacar adelante su investidura.
Un acuerdo del PSC con el PP hubiera cerrado a Salvador Illa opciones con Esquerra para la investidura
En cualquier caso, la elección de Rull como presidente del Parlament es un acierto, ya que el político de Junts reúne las condiciones necesarias para ostentar el segundo cargo institucional del país con autoridad, conocimiento, sentido institucional y, sobre todo, diálogo, algo que va a ser muy importante habiendo como hay ocho partidos políticos en el Parlament. Su primera labor va a ser recibir a los presidentes de los grupos parlamentarios para conocer si un candidato tiene opciones de superar la investidura. Para ello tiene diez días hábiles, según la versión más extendida que siempre se ha dado por buena y que hasta la fecha nadie ha discutido. Sin embargo, hay juristas que piensan que este plazo no está tan reglado y que puede sumarse al de dos meses, y que si transcurrido este periodo no hay una investidura, se convocan nuevas elecciones.
Será interesante ver cómo se resuelve esta cuestión si algún partido lo plantea y si Illa tiene la primera opción o la tiene Puigdemont. A priori, todo apunta a que el socialista querría ser el primero y, hasta la fecha, Junts no ha expresado una preferencia especial, aunque sí ha dejado claro que tiene más apoyos si suma los de Esquerra y, en consecuencia, el PSC debería abstenerse, algo que estos rechazan. Por en medio, el compromiso de los republicanos de consultar a las bases del partido cuál es su posición ante una votación de investidura. El baile ya está en marcha.