Hay muchas maneras de ver el desapego de la monarquía, pero Felipe VI y su padre cierran el año con malas noticias. El primero ha logrado el tercer peor registro desde que se emiten por televisión los discursos del jefe del Estado. Ha perdido 1,2 millones de espectadores con respecto a 2021, muy lejos de los años dorados en que lograba audiencias del 80% y el 90%. Juan Carlos I cierra también el 2022 con una encuesta sobre su popularidad: el 55,1% lo suspende y solo el 21% de los encuestados lo aprueban. Obtiene un 3,34 de nota.
El empalagoso envoltorio fabricado después de la pobre intervención de Felipe VI en su tradicional discurso de Navidad se da de bruces con la realidad: menos interés que nunca. Su audiencia fue del 36,5% en Catalunya y el 48,7% en el País Vasco; en el otro extremo, 76,4% en la Comunidad de Madrid. A aquella hora, TV1, Antena 3, Telecinco, la Sexta y Cuatro. En Catalunya TV3 no lo emitió, igual que la televisión autonómica vasca, y en el resto del Estado todas las cadenas autonómicas conectaron con la señal para retransmitir el mensaje real. Era difícil, por no decir imposible, encontrar un hueco de televisión fuera de las cadenas autonómicas que no retransmitiera su intervención. Pese a ello, se ha pasado de los 10,8 millones de espectadores en España en 2020 a los 6,7 de este año, un retroceso de más del 30%.
A su padre, exiliado en los Emiratos Árabes Unidos tras los escándalos de corrupción, las cosas no le van mejor. Una encuesta publicada este lunes señala que solo el 7% de los catalanes lo aprueban y el 62,3% lo suspenden. Es una cifra de apoyo ridícula que expresa perfectamente dos cosas: la ruptura de Catalunya con la monarquía española y la absoluta pérdida de confianza en quien guio los destinos de la jefatura del Estado entre 1975 y 2014. Casi 40 años que han dejado un poso agrio y donde han ido cayendo todos los que parecían ser logros de aquellos años: desde su papel el 23-F de 1981 hasta la transición española.
El hecho de que una y otra vez el PSOE se haya alineado con PP, Vox y Ciudadanos, negando la aprobación de una comisión de investigación en las Cortes sobre Juan Carlos I ha impedido ahondar en una situación que merece transparencia por higiene democrática. También si realmente se pretendiera cambiar la percepción existente de la monarquía. Los datos son implacables y demoledores, por más que los partidos del régimen del 78 miren hacia otro lado y hagan ver que no pasa nada.