La decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) dando la razón al Parlamento Europeo, que en aquellas fechas de 2019 presidía Antonio Tajani, en el contencioso abierto con el president Carles Puigdemont y Toni Comín, es un jarro de agua fría para los intereses independentistas, al menos en el corto plazo, pero también es un manotazo a la hora de entender qué es Europa y su independencia respecto a los estados. El TJUE, en una sentencia cuando menos extraña, considera, sin entrar en el fondo de la cuestión, que el Parlamento Europeo les podía negar el acta de diputado, ya que no figuraban en la lista de eurodiputados enviada por las autoridades españolas a Bruselas. ¿Y por qué no figuraban pese a haber obtenido los votos suficientes para ello en las urnas? Porque no se habían desplazado a Madrid, como fija la ley española, para acceder a la condición de parlamentario, ya que de haberlo hecho habrían sido detenidos.
Se abre ahora un nuevo proceso judicial, en el que Puigdemont y Comín buscarán que la justicia europea se pronuncie sobre la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG), donde está uno de los meollos del conflicto. Y es que el líder de Junts y el cabeza de lista a las elecciones europeas del 9 de junio de 2023 quieren que el TJUE se posicione sobre si el juramento de la Constitución española como condición imprescindible para obtener el acta de eurodiputado se ajusta, o no, al derecho europeo. En primer lugar, pedirán al Tribunal Supremo que presente una cuestión prejudicial sobre este asunto en el TJUE. Aunque la resolución comunicada este jueves afecta a una legislatura vencida en el Parlamento Europeo, es evidente que entra de lleno en la situación de la presente legislatura, en que Comín no ha accedido al acta de diputado por una situación similar y la presidenta de la Eurocámara, Roberta Metsola, ha actuado en la línea de Tajani. Nada hace pensar que la modifique, más después del pronunciamiento del TJUE que si algo hace es ratificar su posición como acertada.
La propia sentencia deja caminos a recorrer para no dar la batalla por perdida definitivamente
En esta situación, Comín tiene, en teoría, tres caminos: continuar batallando a la espera que los tribunales europeos vayan al fondo de la cuestión, le acaben dando la razón y obtenga el escaño; seguir planteando la batalla jurídica, pero ceder el acta a Neus Torbisco, que iba de número dos en la candidatura de Junts per Catalunya; o presentarse en España a jurar la Constitución, con el riesgo a ser detenido. En la práctica, solo la posición uno y dos son contemplables, ya que la tercera es optar por no dar la batalla y renunciar a plantar batalla hasta el final, que ha sido la estrategia jurídica hasta la fecha de Junts en los tribunales. Por cierto, con éxito en muchos procesos que previamente aparecían como perdidos. Ahí está, por ejemplo, el fracaso del Tribunal Supremo tratando de proceder a la detención de Puigdemont y su posterior extradición, tanto en Bélgica como en Alemania o Italia.
Más allá de la nota de prensa emitida por el TJUE, la propia sentencia deja caminos a recorrer para no dar la batalla por perdida definitivamente. Se ha producido un primer escollo imprevisto, ya que el pronunciamiento del abogado general era claro e iba en la dirección contraria a lo que ha acabado haciendo el TJUE. Es cierto que las conclusiones del Abogado General no vinculan al Tribunal de Justicia y que su función consiste en proponer al tribunal, con absoluta independencia, una solución jurídica al asunto del que se ocupa. Pero no es menos cierto que en la mayoría de los casos las opiniones del abogado general acaban siendo el embrión de la sentencia final. No lo ha sido, evidentemente, en este asalto del combate, pero la propia sentencia deja vías para seguir procediendo el litigio. Y eso es lo que van a seguir haciendo.