Me explican, sorprendidos en Madrid, que en la primera toma de contacto del ministro Félix Bolaños para hablar con Míriam Nogueras, la representante de Junts en el Congreso de los Diputados, de la confección de la Mesa del Congreso, el representante socialista quedó desconcertado porque esta no le aseguró su voto para un diputado/a socialista para la presidencia. Y que la oferta del grupo parlamentario propio no fue suficiente. Sin más que hablar, la conversación no dio mucho más de sí y queda la duda de cómo se les quedó el cuerpo a ambos. Sobre todo a Bolaños, que tiene el encargo de Pedro Sánchez de armarle una mayoría que le permita tener el control de la Mesa de la cámara, algo que hoy dista mucho de poderle garantizar a su jefe.

Sirva este ejemplo para rebatir este cierto estado de ánimo de que todo va a ser muy fácil para Sánchez porque nadie tiene otra alternativa que facilitarle sus votos. Entre Sánchez o Vox no hay dilema que valga. Y, ciertamente, no hay dilema, a menos de que el PP consiga amordazar a Vox en una negociación compleja que tiene muchas caras. También para Junts: la de llegar en las mejores condiciones a la batalla de la investidura que hoy se vislumbra muy lejos.

Algunas piezas se han ido moviendo ya en Madrid. Por ejemplo, la de la amnistía. Ya no se considera imposible ni se blande la Constitución para asegurar que es inviable, cosa que sí se sostenía en la legislatura anterior. Con qué facilidad la aritmética parlamentaria cambia conceptos legislativos aparentemente inamovibles. Abrió la puerta el exvicepresidente del Tribunal Constitucional Juan Antonio Xiol y desde entonces otros catedráticos se han pronunciado en la misma dirección. Madrid es así, puede llegar a hacer maravillas con la misma rapidez que te puede enredar con una palmadita si te despistas.

Los socialistas deberán rehacer su estrategia en la Mesa del Congreso y escoger entre pilotar una situación intermedia con juego para algún partido periférico o arriesgarse a que sea el PP el que se lleve el gato al agua. Hoy, para esta votación, Feijóo tiene 172 diputados y Sánchez, 171. Los diputados de Puigdemont no son aún de nadie y alguien puede llevarse una sorpresa si no hace bien los deberes. Y hasta el jueves día 17 hay tiempo de sobras, pero cuidado con dejar las cosas para el último minuto, porque las amenazas o los chantajes no creo que funcionen. Y es jugar con fuego.