La encuesta que hemos publicado este domingo noche sobre las elecciones del próximo 28 de mayo refleja un ajustado empate a tres con una mínima ventaja de menos de un punto de Xavier Trias respecto a Jaume Collboni y Ada Colau. El sondeo, que ha elaborado el Instituto Feedback, deja, por tanto, en manos de la amplia base de indecisos y de la participación final de los electores el resultado final en una situación que no deja de ser sorprendente, ya que pese a la incertidumbre por la victoria, siempre un elemento catalizador del voto, la participación prevista es del 62,32%, casi cuatro puntos menos que en 2019.
La recta final de la campaña en Barcelona se antoja, por tanto, apasionante. Nunca en todas las elecciones municipales celebradas hasta la fecha —un total de once— la victoria había estado tan reñida y había sido, además, un pulso entre tres aspirantes. Cada uno de los tres tiene fortalezas y debilidades que pueden acabar de orientar el voto. Vayamos uno a uno.
Xavier Trias es, sin duda, el que tiene, en teoría, mayor potencial de crecimiento. Cuenta con la mejor imagen, algunas de las candidaturas con las que comparte algunos miles de votos —Valents, por ejemplo— ya sabe que se van a quedar fuera del ayuntamiento y está en condiciones de acabar de rebañar el voto anti-Colau. También, el que con la nariz tapada puede prestárselo desde la derecha. En contra, al menos en muchas zonas de Barcelona, que la estrategia global de Junts no le ayuda y la situación de la presidenta del partido, Laura Borràs, condenada por falsedad documental y prevaricación, tampoco.
Jaume Collboni se ha metido en la partida por la victoria con una muy buena campaña. No ha cometido errores, ha sido disciplinado con los mensajes a ofrecer y ha tenido a favor el impulso que siempre da disponer del gobierno español y un PSC con el viento de cola a favor. En contra tiene el interrogante sobre si ahora que se tiene que despejar el voto de los indecisos, que no es precisamente condescendiente con la alcaldesa, conseguirá la magia de pasar de puntillas con su permanencia en el ayuntamiento como primer teniente de alcalde y endosarle a Colau todo el desgaste y el fracaso de su política en muchas áreas.
Ada Colau, como en 2019, vuelve a demostrar una resistencia sorprendente. El 75% de los barceloneses rechazan que vuelva a ser alcaldesa, según la encuesta de Feedback, y ella sigue allí, con opciones de volver a ganar. La capilaridad del enjambre de entidades y asociaciones que le apoyan y a las que ella ha ayudado le aseguran entrar con opciones en la última semana de campaña. Cosa que parecía difícil a principios de año. A Colau le ayuda, seguramente, una participación contenida, ya que los suyos son los más movilizados el 28-M.
Es una anomalía que los medios de comunicación no podamos dar a conocer encuestas electorales en esta recta final de campaña y que estos trabajos estén tan solo en manos de los partidos, y los conozcamos los medios pero no los podamos publicar si no es utilizando fórmulas muy extrañas. Nadie parece estar de acuerdo pero tampoco nadie hace nada por cambiar la legislación. Aunque servirá de poco porque llevamos así toda una vida, vale la pena destacarlo y denunciarlo.