Veinticuatro horas después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) haya considerado el brote de mpoxmonkeypox, causada por el virus de la viruela del mono o viruela símica— como una emergencia de salud pública de importancia internacional, hemos sabido que Suecia ha confirmado el primer caso fuera de África de su variante más peligrosa. Teniendo como tenemos tan reciente la pandemia de la covid-19, es normal que se haya desatado una ola de preocupación en la ciudadanía, ya que la información es tan escasa como en 2020 y de aquella situación se debe haber aprendido la importancia de la información y la necesidad de que haya consejos claros y sencillos si no queremos caer en el pánico y en una saturación de los centros hospitalarios.

Hoy estamos muy lejos, pero la experiencia debe obligar a no dormirse. La mpox ya se ha comunicado a la OMS en más de 70 países del mundo y hay que explicar bien cuáles son sus síntomas y cómo se transmite. Así como si la recomendación de la OMS de vacunación para los grupos de alto riesgo, incluidos los trabajadores sanitarios y los colectivos con sistemas inmunitarios debilitados, es compartida por las autoridades españolas y también las catalanas. La persona infectada en Suecia con la variante o clado 1B, residente en el área de Estocolmo, cogió la enfermedad en el continente africano, en la República Democrática del Congo, donde se han registrado ya alrededor de 16.000 casos y ha causado, al menos, 548 muertos.

Es necesaria una rápida actuación internacional si se quiere detener la propagación de la enfermedad

No va a ser el único caso en Europa y cabe esperar que en otras partes del mundo se empiecen a conocer nuevos casos. Aunque es agosto y no es idealmente el mejor momento, es necesaria una rápida actuación internacional si se quiere detener la propagación de la enfermedad. También ayudar a la población a distinguir cuáles son los síntomas —dolor de cabeza y muscular, erupciones, agotamiento, ganglios linfáticos inflamados, fiebres y escalofríos—  y cómo se propaga —por tos o estornudos de una persona infectada, por contacto directo con fluidos corporales, tocando las costras de la piel infectada y la ropa, sábanas o toallas de una persona que haya contraído la enfermedad—. El resultado de las vacunas actuales es incierto con la aparición de la nueva variante de viruela del mono y de ahí que también en este ámbito exista una cierta preocupación.

Según The New York Times, esta nueva cepa de viruela símica es mucho más letal que la que se detectó en 2022 y asegura que la que se ha propagado por el Congo tiene una tasa de mortalidad del 3%, muy superior al 0,2% del brote de hace dos años, siendo los más afectados las mujeres y los niños. En Europa y en España estamos muy lejos de este cuadro y los expertos consideran que es muy difícil, por no decir imposible, que acabe en una pandemia. El riesgo real sería muy bajo, dicen, y hay que creerlos. Y recomendarles mucha información como antídoto a que la preocupación crezca.