Tal día como hoy del año 1900, hace 125 años, en la taberna "Els Quatre Gats" de Barcelona, un joven y, por aquel entonces, desconocido Pau Picasso organizaba la primera muestra individual de su obra y de su dilatada carrera. En dicha exposición, las obras fueron colgadas en la pared por el propio autor, amontonadas y sin orden, sin marco y sin catálogo. No obstante, esa primera muestra individual sería muy importante en la carrera de Picasso. Presentó el lienzo titulado "Últimos momentos", que poco después (un año y pico), y con motivo de la Exposición Internacional, se expondría en París (abril – noviembre, 1900) y que lo consagraría como uno de los grandes pintores del momento.
Picasso había nacido en Málaga (1881), pero residía en Barcelona desde los catorce años (1895), cuando su padre, el profesor de dibujo José Ruiz Blasco, había obtenido una cátedra en la Escola de la Llotja. Y frecuentaba la taberna "Els Quatre Gats" desde febrero de 1899; después de una formación efímera y poco satisfactoria en la Academia de Bellas Artes de Madrid (1897-1898) y después, también, de una convalecencia que pasaría en Horta de Sant Joan (había enfermado de escarlatina), que resultaría muy productiva. En este pueblo de la Terra Alta, se reencontró con las raíces primordiales del país y con cierto retorno a la naturaleza, que había cultivado al inicio de su carrera, y más en consonancia con el estilo modernista que le entusiasmaba.
La taberna "Els Quatre Gats" había sido fundada en 1897 en los bajos de un edificio de estilo neogótico —obra de Josep Puig i Cadafalch—, situado en la calle Montsió, en el barrio Gòtic de Barcelona, y desde un principio fue uno de los sitios de referencia del modernismo catalán. En aquellos inicios, ahí se reunían frecuentemente los artistas que habían impulsado ese proyecto, que estaba inspirado en el cabaré "Le chat noire" (el gato negro): los pintores Santiago Rusiñol, Ramon Casas, Pompeu Gener, Joaquim Mir Trinxet y Miquel Utrillo y, poco después, también Ricard Opisso y Pau Picasso. En esa época, el gerente del local fue un personaje muy carismático, llamado Pere Romeu i Borràs, que había dirigido varios locales muy exitosos en París.