Tal día como hoy del año 1164, hace 860 años, en Zaragoza; una asamblea de magnates que representaban los estamentos del poder coronaban a Alfonso-Ramón como nuevo rey de Aragón. Alfonso-Ramón, que sería conocido como Alfonso el Casto, era el hijo primogénito de Ramón Berenguer IV, conde independiente de Barcelona; y de Petronila Ramírez, hija y heredera del rey Ramiro II de Aragón. El 6 de agosto de 1162 Ramón Berenguer IV murió repentina e inesperadamente y poco después, el 24 de febrero de 1163, Alfonso-Ramón (que en aquel momento solo tenía quince años) era proclamado conde independiente de Barcelona.
Desde la unión matrimonial de sus padres (1150), Ramón Berenguer IV había ostentado, también, la potestas regia (el poder real) en Aragón. Pero después de su muerte (1162) Alfonso-Ramón no había heredado de forma automática aquella potestad. Tuvo que esperar que su madre Petronila (que nunca había ejercido aquella potestad) confirmara el testamento que había firmado en 1152, a favor del primer hijo que la sobreviviera. El 18 de junio de 1163, una vez confirmado el testamento y transformado en una donación en vida, Alfonso-Ramón, conde independiente de Barcelona desde el año anterior, tomaba posesión del reino aragonés.
No obstante, los magnates aragoneses consideraron que Alfonso-Ramón todavía no tenía suficiente edad para gobernarlos (tenía 16 años). Y negociaron una regencia hasta el momento en que se casara o, si era antes, el momento en que cumpliera los 20 años. Alfonso-Ramón y sus cancilleres lo aceptaron, pero con la condición que, aunque esta situación era exclusivamente para el reino de Aragón (no afectaba a Barcelona, donde ya era conde independiente de lleno derecho desde su nombramiento), serían ellos quienes harían la elección.
Entre 1164 y 1169, el consejo de regencia del reino de Aragón estuvo formado por Ramón Berenguer III, conde independiente de Provenza y primo de Alfonso-Ramón; por Guillermo Ramón de Montcada, gran senescal de Barcelona; y por Guillermo de Torroja, obispo de Barcelona.