Tal día como hoy del año 1766, hace 256 años, Manuel d'Amat i Junyent, virrey hispánico del Perú, inauguraba la plaza de toros de Acho, en Lima (entonces capital del virreinato español del Perú); que sería el primer cuerpo taurino estable y el primer edificio de espectáculos de demasiado en América. La plaza de toros de Acho, con una capacidad inicial para 20.000 espectadores, fue construida fuera del cercado amurallado de la ciudad (en la orilla derecha del río Rimac); y formaría parte de un ambicioso proyecto urbanístico promovido por el virrey Amat; que pretendía transformar Lima en una ciudad de fisonomía europea. Durante aquella etapa se construyó, también, el Parque de las Aguas, inspirado claramente en los grandes jardines públicos de las capitales europeas, y que se convertiría en el nuevo lugar de recreo de las oligarquías coloniales de Lima.
Manuel de Amat había nacido en Vacarisses (Vallès Occidental) el año 1704, en una familia de la pequeña nobleza local estrechamente vinculada con el aparato funcionarial hispánico en Catalunya. Su abuelo había participado en la represión de los "tremendos", la revuelta popular y antiseñorial de Manresa —1688— ordenada por el virrey hispánico Enríquez de Cabrera, y que se había saldado con la ejecución de la Fadulla, la primera activista de la historia de Catalunya. Su padre había combatido al bando borbónico durante la Guerra de Sucesión hispánica (1705-1715). Por este motivo los Amat serían recompensados por el régimen borbónico. Manuel —aunque no sabía hablar castellano y era célebre por su mal carácter— sería nombrado virrey del virreinato que generaba más rentas en la corona española; con el objetivo de acabar con la corrupción que carcomía aquella administración colonial.
En el momento que Amat llegó a Lima (1761) la capital tenía 60.000 habitantes y era la urbe más poblada de la América colonial hispánica. Para tener una idea de lo que eso representaba diremos que, en aquel mismo momento, Barcelona tenía 100.000 y Valencia 80.000. Pero el terremoto de 1746 (veinte años antes) había convertido la ciudad en un campo de escombros, y la primera recuperación se había construido de forma anárquica. Amat pretendía ordenar urbanísticamente la ciudad; y, sobre todo, dotarla de los equipamientos públicos de una gran capital. En aquella época, las corridas de bueyes eran el principal espectáculo de masas en la metrópoli y en la América colonial. En la península se había iniciado la construcción de cuerpos taurinos estables y de jardines públicos, que inspirarían el proyecto de Amat. Por este motivo, en Lima se conoce a Amat como el virrey urbanista.