Tal día como hoy del año 587 a.C., hace 2.611 años, los ejércitos babilonios que habían conquistado el reino de Judea destruían el templo de Jerusalén. Cuando se produjo aquel hecho, una buena parte del pueblo judío había sido sometido al cautiverio; y, acto seguido, serían conducidos a Babilonia en régimen de esclavitud. Según el Segundo Libro de los Reyes, aquel cautiverio duró medio siglo (hasta el 538 a.C.). Recuperada la libertad, y siempre según el mismo texto, la mayoría de aquella comunidad se quedó, conservó la religión y la tradición judías, y, con el transcurso del tiempo, se convirtió en uno de los grupos sociales y culturales más destacados de la región de Mesopotamia. Tuvieron un papel muy destacado durante los periodos de dominación persa y griega del territorio.
Pasados más de 1.000 años de la diáspora, el territorio de Mesopotamia pasaría a formar parte del Imperio árabe. Pero los judíos de Babilonia no perderían poder ni influencia hasta que se produjo el fin del régimen omeya (756) en Damasco, capital del imperio árabe. Los judíos mesopotámicos, que se autollamaban "exilarcas", estaban muy vinculados a los depuestos omeya, y la mayoría se desplazaron hacia la península Ibérica, buscando la protección del único miembro superviviente de aquella estirpe. Abd-el-Rahman, el omeya superviviente, había creado un estado independiente en el extremo del mundo árabe: el emirato de Córdoba. Este grupo de exilarcas fue acogido por el nuevo poder cordobés y pasaron a ejercer cargos de mucha relevancia en la administración andalusí.
Pasados cinco siglos de la llegada de los exilarcas a Córdoba, las tropas castellanoleonesas del rey Fernando III entraban en la ciudad (1236). Los exilarcas se adaptaron a la nueva situación y conservaron su poder y su influencia. Pasado un siglo (1335), en Llerena (corona castellanoleonesa) nacía Yonati Bat Gedalliah, que, de mayor, tendría una relación con Federico Alfonso de Castilla, hijo ilegítimo del rey Alfonso XI de Castilla, y hermano del rey Enrique II, primer Trastámara en el trono de Castilla. Yonati (Paloma en español) sería la madre de Pedro Enrique de Castilla, perdiguero mayor del reino; la abuela de Fadrique Enríquez, almirante de Castilla; bisabuela de Joana Enríquez, segunda esposa del rey Juan II de Catalunya y Aragón, y tatarabuela de Fernando el Católico.