Tal día como hoy del año 1766, hace 259 años, en Madrid, culminaba una rebelión popular iniciada tres días antes (23 de marzo de 1766), conocida como el "Motín de Squillace" y que se saldaría con la caída y el destierro de Leopoldo di Gregorio, marqués de Squillace y ministro plenipotenciario del rey Carlos III. Aquella revuelta fue protagonizada por las clases populares de Madrid, que protestaban por el incremento desbocado de los precios de los alimentos básicos y por la prohibición decretada contra el uso de algunos elementos del vestuario tradicional castellano, como la capa.

Pero una posterior investigación, ordenada por el rey Carlos III y llamada la "Pesquisa Secreta" (1767), pondría de relieve que aquel motín había sido urdido por la aristocracia cortesana madrileña (Ensenada, Alba, Aranda, Campomanes) y por la Compañía de Jesús para revertir las medidas políticas reformistas que habían impulsado el propio monarca y el primer ministro Squillace. La historiografía contemporánea cataloga aquel episodio como un verdadero golpe de Estado de las clases más reaccionarias del poder español de la época contra la corona.

Según la investigación historiográfica, la revuelta alcanzó un nivel de violencia tan grande que el propio rey vio peligrar su posición y aceptó las reclamaciones de los amotinados: el cese y la expulsión de Squillace y la reversión de las políticas reformistas implantadas durante su gobierno. Al cabo de un año (1767), Carlos III dictó la orden de expulsión de los jesuitas por su implicación en aquel golpe de Estado; pero, en cambio, no se atrevió a arrestar, encarcelar y juzgar a los jefes de la aristocracia cortesana que habían urdido aquella revuelta, y la ilustración española quedaría amputada y diluida.