Tal día como hoy del año 1937, hace 87 años, en el contexto de la guerra civil española (1936-1939); un escuadrón de aviones Saboya-79 de las fuerzas aéreas del régimen fascista italiano de Mussolini —que combatía junto al bando rebelde franquista— bombardeaba el centro de la ciudad de Lleida. Aquella operación militar tuvo una duración escasa de diez minutos (entre las 15:40 y las 15:50), pero suficiente para causar 300 víctimas mortales entre la población civil de la ciudad. Según las fuentes documentales, los aviones italianos lanzaron sobre Lleida 320 bombas explosivas y 60 bombas incendiarias.

Aquella operación formaba parte de la estrategia implantada por el general italiano Francesco Pricolo, que proclamaba que "hay que crear una sensación de terror entre la población enemiga, destruyendo continuamente la ciudad —los centros urbanos y todas las fuentes de vida— y someterlos a una pesadilla de la cual no puedan despertar y que los obligará a rendirse". Aquella operación era el segundo bombardeo por saturación (dirigido contra la población civil) de la historia de la aviación militar, después del de Guernica (26 de abril de 1937); y se saldó con la muerte de más de 300 personas. Semanas más tarde, la aviación del régimen nazi alemán bombardearía el centro de Barcelona (30 de enero de 1938).

Una de las peores partes de aquel ataque se la llevó el Liceo Escolar de Lleida, una institución educativa fundada en 1906 que trabajaba con un modelo pedagógico moderno, basado en la igualdad, en la libertad, en la ayuda mutua y en el saber compartir; en las antípodas de los apolillados centros escolares religiosos y que había despertado un odio visceral entre las clases más reaccionarias de la ciudad. El mapa de los edificios dañados por aquel ataque revela que el Liceo Escolar fue un objetivo selectivo. Aquel ataque se saldó con la muerte de 48 niños y niñas y de 12 profesores y la destrucción del edificio. El Liceo ya no abriría nunca más.

Los generales Pricolo —que había ordenado aquel ataque— y Franco —que había señalado aquel objetivo—, murieron —pasados muchos años y de viejos— en la cama sin haber pagado por aquel ni por otros crímenes de aquella naturaleza. Y los quintacolumnistas que habían informado de la posición del Liceo para que fuera bombardeado y masacrado, después de la ocupación franquista de Lleida (enero, 1939) pasarían a ejercer cargos públicos de responsabilidad política, tanto en el gobierno de la ciudad como en la Diputación provincial.