Tal día como hoy del año 1830, hace 194 años, los Estados Generales de Bruselas, formados por los representantes de las provincias del sur de los Países Bajos (Flandes, Amberes, Brabante, Namur, Lieja y Limburg), votaban la independencia y se constituía el primer gobierno independiente de Bélgica. Aquel gobierno, que sería dirigido por Robert de Lamennais, Charles Rogier y Louis de Potter, conduciría el país hasta las primeras elecciones, que se celebraron el 3 de noviembre y que fueron de sufragio general (fueron llamados a votar todos los hombres mayores de edad, sin restricciones por razones de patrimonio, como había pasado en anteriores ocasiones). El 22 de noviembre, el Congreso resultante de aquellas elecciones votaba la monarquía parlamentaria como forma de gobierno.

La Bélgica de la víspera de la revolución, era el resultado de un proceso histórico que arrancaba en el siglo XVI. Los Países Bajos, en su conjunto, eran de la casa de Borgoña, y pasaron a formar parte del conglomerado hispánico cuando Carlos de Gante (nieto materno de María de Borgoña) asumió su herencia (1518). Medio siglo más tarde (1568), las provincias de la mitad norte se independizaron y las del sur continuaron vinculadas a la monarquía hispánica hasta que en 1713, Felipe V las entregó al archiducado independiente de Austria, a través el Tratado de Utrecht que tenía que poner fin al conflicto sucesorio hispánico. Y un siglo más tarde (1815), las potencias que habían ganado la guerra a Napoleón la incorporaron a los Países Bajos independientes.

Durante aquel breve espacio de tiempo (1815-1830), la relación entre las provincias del sur (de tradición católica y en parte de lengua valona) y las del norte (de tradición protestante y de lengua neerlandesa), estuvo muy tensa. Hasta que, a finales del verano de 1830, los hechos se precipitaron. En agosto de 1830, estalló la revolución, que el gobierno neerlandés quiso detener con las armas. Pero la deserción de todos los soldados originarios de las provincias del sur, obligaría a los unionistas a retirarse. Poco después de la proclamación de la independencia, Ámsterdam urdió una operación militar de ocupación (1831) que no tuvo éxito porque Francia y Gran Bretaña obligaron a los neerlandeses a retirarse de nuevo y a reconocer la independencia de Bélgica.