Tal día como hoy del año 1387, hace 637 años, en Pamplona (capital del Reino de Navarra) nacía Blanca d'Evreux, hija del rey Carlos III de Navarra y de Leonor de Castilla, y que después de la muerte de su hermana mayor Juana, se convertiría en la heredera al trono navarro y en una pieza de gran valor en el tablero político de la Europa de su época. El Reino de Navarra había quedado encajado entre los gigantes de la Europa sudoccidental, sin posibilidades de crecer y adquirir músculo militar y territorial suficiente para disipar las amenazas externas, y las coronas castellanoleonesa, catalanoaragonesa, francesa e inglesa ambicionaban la incorporación por la vía de un matrimonio real. Por este motivo, la figura de Blanca adquirió un gran valor estratégico.

Los planes de Pamplona pasaban por conservar la independencia del reino sin la necesidad de supeditarse a ninguna potencia externa con algún tipo de régimen de protección. Por este motivo, Juana —la hermana mayor de Blanca— había sido casada con el conde Juan I de Foix (1402). Sin embargo, la cancillería de Pamplona se había visto obligada a ceder a las presiones de Barcelona, y al mismo tiempo había casado a Blanca con Martín el Joven, hijo y heredero del rey Martín I, llamado el Humano (1402). Juana murió prematuramente y sin descendencia en 1413. Pero cuando eso pasó, Martín el Joven ya había muerto, también prematuramente (1409), y la única descendencia que habían engendrado, el pequeño Martín, no había sobrevivido a la primera infancia (1402-1404).

Juana, viuda y heredera al trono de Pamplona, fue posteriormente casada con Juan de Trastámara, el segundo hijo de Fernando I de Catalunya-Aragón (1419). En aquel momento, los Trastámara ya gobernaban en Barcelona (Compromiso de Caspe, 1412), Fernando I ya había muerto (1416), y la corona la ostentaba su primogénito Alfonso el Magnánimo, hermano mayor de Juan, que pasaba a ser el cuñado de Blanca. La heredera navarra sería coronada en 1425, y la cancillería de Barcelona presionaría para que, en aquel momento, Juan fuera nombrado rey-cotitular, y no rey-consorte como realmente le correspondía. Aquel hecho sería el inicio de una larga etapa de conflictos internos entre las oligarquías navarras, que conduciría a la desaparición de la parte peninsular del reino (1512).