Tal día como hoy del año 732, hace 1.290 años, en Poitiers (entonces reino de los francos), el ejército dirigido por el rey Carlos Martel (suegro de la reina Berta la del pie grande y abuelo del emperador Carlomagno, fundadores de los condados carolingios catalanes) derrotaba a las tropas del general Abd-el-Rahman ibn Abdallah al-Galiqui. En aquella batalla, los francos infligieron a los árabes una derrota sin paliativos, que se saldó con la muerte de su general y la caída de buena parte de su caballería. Después de aquella batalla, los árabes desistieron de continuar su avance hacia el corazón de Europa.

La Batalla de Poitiers era la primera vez que una fuerza cristiana derrotaba a los árabes en suelo europeo, desde que el año 711 habían saltado el estrecho de Gibraltar y habían abatido al ejército del rey hispanovisigodo Rodrigo (batalla del río Guadalete). Desde Guadalete, el avance árabe por la península Ibérica había sido imparable. El mismo año 711 habían conquistado Toledo, capital de la monarquía visigótica hispánica. El 718 ya habían ocupado Zaragoza, Tarragona, Barcelona. Y entre el 718 y el 724 habían ocupado Narbona y Nimes, en la Narbonense visigótica (el actual Languedoc).

Después de la derrota de Poitiers, los árabes se retiraron hacia el sur y renunciaron a invadir el reino de los francos. La frontera entre francos y árabes se situó en el delta del río Ródano, coincidiendo con los antiguos límites entre la monarquía visigótica hispánica y el reino de los francos. Veinte años más tarde (752), los reyes francos Pipino y Berta —hijo y nuera de Carlos Martel— iniciarían la empresa de expansión hacia el sur. Y dos décadas después, Berta y Carlomagno —nuera y nieto de Carlos Martel— crearían los primeros condados francos sobre el territorio de la futura Catalunya: Rosselló, Cerdanya y Urgell (772-785).