Tal día como hoy del año 1525, hace 500 años, el Dietario de la Generalitat consignaba la llegada a Barcelona del nuncio apostólico Baltasar Castiglione, nombrado embajador de la Santa Sede ante la monarquía hispánica por el papa Clemente VIII. En aquel momento, la Iglesia Católica vivía inmersa en una situación crítica, por|para la aparición de la Reforma luterana (1521) y por|para las guerras entre las monarquías francesa e hispánica por|para el control de la península italiana que amenazaban la independencia de los Estados Pontificios. Castiglione era un prestigioso diplomático y poco después se convertiría, también, en un reconocido escritor al publicar a El cortesano (1528).

Según el Dietario de la Generalitat, Castiglione se alojó en el Palau Episcopal de Barcelona que, desde 1356, ya estaba situado a su actual emplazamiento. Durante su estancia, que el Dietario no concreta, pero que se habría alargado por espacio de unos días, su anfitrión fue el obispo Guillem Ramon de Vich, de la poderosa familia valenciana de los Vich, muy vinculados al poder pontificio. Castiglione pretendía que los Vich, también muy próximos con la cancillería hispánica, lo ayudaran a convencer a Carles de Gante —rey de la monarquía hispánica y emperador del Sacro Imperi- que pusiera fin a las hostilidades en la península italiana y a armar una especie de cruzada contra los luteranos.

Al día siguiente de su llegada a Barcelona, el nuncio Castiglione se entrevistó con Lluís de Cardona i Enríquez, abad de Santa Maria de Solsona y que, por|para su condición de eclesiástico, había sido elegido por su estamento para presidir a la Generalitat durante el trienio 1524-1527. Cardona formaba parte de aquella aristocracia catalana derrotada por la Revolución Redención (finales del siglo XV) que Fernando el Católico (el abuelo y antecesor de Carles de Gante) había salvado de su desaparición arreglando su unión —con matrimonios concertados— con la nobleza terrateniente castellanoandaluza; y, por lo tanto, era muy próxima a los intereses de la cancillería hispánica.

Castiglione no consiguió su propósito. Los ejércitos hispánicos estaban arrinconando a los franceses y Cardona se negó a ayudar al nuncio. Poco después se produciría la muerte del obispo Vich (julio, 1525) y Carles de Gante presionaría para que Cardona ocupara la mitra barcelonesa. Pero el papa Clemente VII, en represalia por|para la desafección de Cardona, nombraría obispo de Barcelona a Silvio Passerini (ambos eran naturales de Florencia y formaban parte del núcleo de poder de los Médici). Carles de Gante interpretaría aquel nombramiento como un desafío y poco después no haría absolutamente nada para impedir el saqueo de Roma en manos de los ejércitos hispánicos (mayo, 1527).