Tal día como hoy del año 1409, hace 615 años, en Sanluri (una villa en el sur de Cerdeña) se entregaba una batalla que enfrentó el ejército de la corona catalanoaragonesa, formado por 3.000 caballeros y 8.000 peones y comandado por Martín el Joven, contra las tropas del Juzgado de Arborea (uno de los distritos feudales de la isla), integradas por 12.000 efectivos (huestes de los barones sardos y mercenarios occitanos, genoveses y lombardos) y dirigidas por Guillermo de Arborea.

Aquella batalla sería la culminación de una larga guerra de pacificación de la isla, iniciada en 1295, cuando el Pontificado había entregado la soberanía de Cerdeña al Casal de Barcelona. Después de la batalla de Sanluri, que se resolvió a favor de los catalanes, la resistencia de los barones feudales locales partidarios de vincular la isla a la República de Génova quedó, definitivamente, desbaratada, y ya no se producirían más situaciones de rebelión.

Pero aquella victoria militar enseguida, de valor extraordinario, quedó empañada por la enfermedad que Martín el Joven contrajo durante los días anteriores o que siguieron a la batalla. Martín el Joven contrajo la malaria, muy probablemente en los nuraghe (los estanques naturales) situados en los secanos donde estuvo emplazado el campamento catalán antes de la batalla. Actualmente, estos nuraghe siguen existiendo y están situados a ocho kilómetros al este de Sanluri.

Martín el Joven era el único hijo superviviente y heredero del rey Martín I, llamado el Humano, pero hasta entonces, su descendencia legítima había muerto prematuramente (los infantes Martín y Pedro), y su descendencia ilegítima no había sido legitimada (Federico y Violante). Tres semanas después de la batalla (25 de julio de 1409), Martín el Joven moría en Cagliari y dejaba la sucesión de la corona catalanoaragonesa en una situación muy comprometida.

En el transcurso de aquella batalla, cuando las tropas de Martín consiguieron vencer la resistencia de las murallas, se entregaron a una orgía de sangre, asesinando a todos los civiles que encontraban por las calles. Y la tradición sarda relata que Martín (que tenía fama de mujeriego) murió a causa de las fiebres que le causó una tórrida relación con una chica superviviente de Arborea, que se vengó en la persona del heredero por la brutalidad que habían aplicado los catalanes.