Tal día como hoy del año 1640, hace 384 años, en el contexto de la crisis y Revolución de los Segadores que precedería a la Guerra de Separación de Catalunya (1640-1652/59) y la proclamación de la Primera República catalana (17 de enero de 1641), el gobierno del país, formado por los tres diputados de la Generalitat (el presidente —del brazo eclesiástico—, el diputado-protector —del brazo nobiliario— y el representante de las villas y ciudades), y sus respectivos oyentes (secretarios de estado), enviaban una misiva a todos los sargentos mayores de cada una de las veguerías (los máximos responsables policiales y militares en el territorio), dándoles instrucciones para preparar y armar a la población ante la amenaza de una inminente invasión hispánica.
En aquella misiva se decía que los sargentos mayores quedaban facultados para decidir a quién se entregaban las armas: “Ajustà lo número de gent (...) que seran aptes per lo maneig de les armes, ço es, pica, mosquet i arcabús, i reservarà impedits, eclesiàstics, i los que seran de edat de 60 anys en amunt”. Se decía, también, que serían los encargados de entrenar a los combatientes: "Dit sergent major i ajudants disciplinaran los soldats aptes per lo maneig de dites armes ab molt amor, policia i cuidado (...) ensenyant-los la obediència i lo orde (...) formant-los en esquadrons (...) i qu’els apliquen en fer-los exercir los puestos d’alferes, sargent i cab d’esquadra, reservant per lo mateix exercici los puestos de capitans per les persones generoses o particulars (las personas social y políticamente relevantes dentro de sus respectivas comunidades)".
En aquella misiva se decía también que los sargentos mayores, en cada veguería, debían formar las compañías: “Formaran dos companyies a número de 60 cavalls muntants, amb sos capitans, tinents i alferes, i armarà los soldats amb ses pistoles o xispas i, los que pugue, amb ses carrabines”. Y cómo proceder en caso de que tuvieran que trasladarse: "En cas que s’hage de marxar per alguna part, segons lo número de gent de cada una vegueria, ajuste dit sargent major amb les vilas i llocs d’aquella (...) tots els bastiments i provisions des de cada vila respectiva (...) i que dit sargent major i ajudants sien molt afables amb la gent de dita vegueria (a la hora de negociar la aportación de víveres para la tropa) i prengan molt cuydado en l’ensenyança (de la instrucción militar)". Todas estas precauciones, venían motivadas por el clima de revuelta general.
Diez días más tarde (1 de septiembre de 1640), el rey hispánico Felipe IV declaraba formalmente la guerra a Catalunya, con el envío de la misiva oficial “Las cargas que su magestat haze al principado de Cathaluña”, un decálogo de agravios (que en el punto 5 decía "haber dado muerto al virrey") y que querían justificar una intervención militar para acabar con una crisis que había sido fabricada por la cancillería hispánica.