Tal día como hoy del año 710, hace 1.313 años, en Toledo (entonces capital del reino visigótico hispánico), coronaban a Roderico, duque de la Bética, nuevo rey. La coronación de Roderico se produjo en un contexto de descomposición de la monarquía visigótica hispánica, carcomida por las luchas territoriales (que enfrentaban las oligarquías de la Tarraconense y de la Narbonense con las de la Bética y de la Lusitania por el control del trono de Toledo) y por las amenazas externas (los árabes ya dr habían posicionado en el Magreb). Roderico, apoyado por las oligarquías de Mérida y de Sevilla, relevaba en el trono a Vitiza, que había reinado con el apoyo de las élites de Tarragona y de Narbona y que había muerto en extrañas circunstancias, cosa que inflamaba, todavía más, las luchas partidistas.
Según la investigación historiográfica, los hijos de Vitiza, el legítimo heredero al trono y sus hermanos se refugiaron en Sebta (la actual Ceuta), que en aquel momento estaba bajo dominación de un oligarca nombrado Julián. La historiografía actual no ha consensuado la adscripción de este oligarca. Mientras que algunos investigadores postulan que sería un delegado del poder bizantino (del Imperio romano de Oriente) en la zona, otros lo ven como un representante indígena del poder califal (del Imperio árabe). En cualquier caso, en Ceuta se pactó el desembarque de un contingente militar árabe en la península Ibérica que tenía que derrotar y derrocar a Roderico y restablecer al heredero de Vitiza en el trono (Batalla del río Guadalete, julio, 711).
La derrota visigótica en el río Guadalete precipitó la conquista árabe de la península Ibérica. Según algunos investigadores, Roderico fue uno de los pocos supervivientes de Guadalete, pero murió poco después y fue enterrado en Viseo (Lusitania, actualmente Portugal). Mientras tanto, en Tarragona, las oligarquías provinciales coronaron a Ákhila nuevo rey de los visigodos de Septrentión (Tarraconense y Narbonense) que, mucho antes que Pelayo en Asturias, sería el primero que organizaría la resistencia contra la invasión árabe. En 713, incapaz de parar a los árabes, intentó una capitulación, pero sus partidarios no lo siguieron, y lo sustituyeron por Ardón, que sería el verdadero último rey visigodo (714-720). Según algunos investigadores, Ardón murió defendiendo la línea de los Pirineos.