Tal día como hoy, hace 93 años, moría en Barcelona Lluís Domenech i Montaner, quien dibujó el camino hacia una arquitectura moderna y catalana. Fue el iniciador del modernismo en Catalunya y el maestro de las figuras más destacadas de este movimiento. Acabada la carrera, hizo una larga estancia por diferentes ciudades europeas para conocer nuevas tendencias, que, de vuelta a Barcelona, transformaría en el modernismo catalán. Sus obras más destacadas son el Hospital de Sant Pau, el Palau de la Música, y la Editorial Montaner i Simón (actual Fundació Tàpies), en Barcelona, y el Institut Pere Mata en Reus. Sus discípulos más relevantes fueron Gaudí y Puig i Cadafalch.
Otra faceta destacada de su trayectoria es la política. En el año 1892 presidió la Assemblea que redactó las Bases de Manresa, la reivindicación de autogobierno que marca la mayoría de edad del catalanismo político contemporáneo. Años antes (1870) había fundado –con un grupo de 50 destacadas personalidades del mundo de la cultura– la Jove Catalunya, una organización política que tenía la divisa "Salud y Catalunya independiente". En 1899 fundó –con Enric Prat de la Riba– el Centre Nacional Català, que definía al catalanismo no como un corriente político sino como una causa nacional, el precedente de Solidaritat Catalana, el primer movimiento transversal del catalanismo.
Donde es más desconocido, pero, a pesar de la trascendencia de su actuación, es en su tarea de catalogación del patrimonio románico de Catalunya. Dedicó dos años a inventariar y fotografiar todas las iglesias románicas del Pirineo catalán –desde Aran hasta el Rosselló–. Un trabajo que sirvió para concienciar al mundo cultural y interesar al mundo político de la necesidad y de la importancia de conservar estos elementos. Además, fue una actuación que evitó que este patrimonio fuera objeto del pillaje y del expolio, y que fue decisiva para que la Mancomunitat de Catalunya (1918) destinara muchos esfuerzos en su conservación y protección.