Tal día como hoy del año 1707, hace 310 años, el ejercido franco-castellano del primer Borbón hispánico que, el día anterior había asaltado la ciudad, se entregaba a la destrucción sistemática de toda la trama urbana de la ciudad de Lleida, con un propósito claramente ejemplificante y de público escarmiento. Tras la masacre del convento del Roser, donde pasaron a cuchillo a un grupo de 700 personas desarmadas e indefensas que se habían refugiado, el ejercido borbónico devastó toda la trama urbana entre el primero y el segundo perímetros defensivos. Durante los días previos al asalto había hecho lo mismo con los barrios campesinos de extramuros de Pardinyes, de Gardeny y de Cap del Pont.
Durante aquella jornada negra la trama urbana de la ciudad fue convertida en una gran antorcha de fuego. Los barrios del Carme y de la Magdalena -ocupados por talleres y por tiendas- fueron literalmente arrasados. También el eje formado por las calles Major y Cavallers -dónde vivían las élites urbanas de Lleida- fue prácticamente destruido. Y el barrio de los Estudis -donde había la Universidad, los trinquetes de pelota, los hostales y las casas de juego y de prostitución- fue completamente calcinado. Los días posteriores, mientras la fortaleza de la colina de la Seu todavía resistía, el ejercido ocupante obligó a la población superviviente a derramar los escombros por todas partes para dejar las calles definitivamente intransitables.
El propósito de borrar Lleida de una forma definitiva se confirma con la correspondencia entre Patiño y Macanaz, intendentes borbónicos en Catalunya y en el País Valencià respectivamente. La destrucción de Lleida -como la de Xàtiva o la de Vila-reial en el País Valencià- se concibió como una gran y macabra maniobra de propaganda del régimen borbonico para desarticular la resistencia popular. Lleida, con 12.000 habitantes antes del asalto y segunda ciudad del Principat, quedaría reducida a un pequeño pueblo. El padrón fiscal borbónico de 1718 -once años después del asalto- confirmaba para Lleida una población de 2.700 habitantes y hasta 1768 no se recuperarían los máximos de 1707.