El Ajuntament de Barcelona ordena el derribo de la prisión de mujeres de Reina Amàlia

Tal día como hoy del año 1936, hace 82 años, el alcalde de Barcelona Carles Pi i Sunyer (ERC) hacía público el acuerdo municipal de derribar la prisión de mujeres de la calle Reina Amàlia, en el distrito del Raval. La prisión de Reina Amàlia —o La Galera, como era conocida popularmente— estaba situada en un solar entre la Ronda de Sant Pau y las calles Lleialtat y Reina Amàlia, sobre la actual plaza de Folch i Torres, y debía su nombre a la tercera esposa del rey Fernando VII, la reina Amalia Josefa de Sajonia (1803-1829). La Guerra Civil española (1936-1939), que había estallado veintiséis días antes, impediría que el Ajuntament de Barcelona pudiera dar un uso definitivo en el solar que había quedado vacío.

La prisión de Reina Amàlia había sido creada el año 1839, en las postrimerías de la Primera Guerra Carlista (1833-1839), reconvirtiendo el edificio del convento de Sant Vicent de Paul (que había sido incendiado durante las revueltas anticlericales de 1837) en un centro penitenciario. Durante los primeros 65 años de existencia fue un presidio de hombres y de mujeres. Aunque la capacidad real era de 300 reclusos, durante aquella primera etapa llegó a albergar hasta 1.500 internos. No sería hasta el 1904, con la inauguración de la Presó Model, que la prisión de Reina Amàlia se convertiría definitivamente en "Galera" exclusivamente para mujeres y para las criaturas que tenían a su cargo.

Cuando se decretó el derribo (1936) sus dependencias se encontraban en un grado muy elevado de deterioro, y las internas estaban recluidas en condiciones infrahumanas. Las reclusas y las criaturas fueron trasladadas a la nueva prisión de mujeres de les Corts, un edificio propiedad de la orden de las Dominicas situada en la calle Joaquim Molins que había sido confiscada por la Generalitat y que tenía una capacidad para 100 plazas. Posteriormente a la Guerra Civil española, la prisión de les Corts sería convertida en Prisión Provincial de Mujeres y las nuevas autoridades franquistas llegarían a concentrar más de 2.000 internas (veinte veces su capacidad).