Tal día como hoy del año 1919, hace 99 años, se iniciaba la huelga de la Canadenca, que se convertiría en uno de los hitos más relevantes del movimiento obrero catalán. Esta huelga, que empezó en los talleres barceloneses de la empresa hidroeléctrica Riegos y Fuerzas del Ebro, SA, filial de la Barcelona Traction, Light and Power, conocida popularmente como la Canadenca, en pocos días se extendería por todo el sector energético y de los transportes de Catalunya. La huelga adquiriría una gran dimensión social y culminaría con la consecución de la gran reivindicación de la clase obrera: la jornada laboral de ocho horas. Catalunya sería el primer país de Europa en alcanzar este hito.
El conflicto laboral entre la dirección y la plantilla de Riegos y Fuerzas del Ebro estalló unos días antes, a finales del mes de enero de 1919. La dirección introdujo cambios en las condiciones de trabajo del personal de facturación que representaban una disminución de los sueldos. Los afectados pidieron asesoramiento al sindicato CNT y la dirección respondió con el despido de ocho trabajadores. El 5 de febrero el resto de personal de facturación se declaraba en huelga de brazos caídos, a la que la dirección respondería, esta vez, con ciento cuarenta trabajadores despedidos. Aquella medida sería la espoleta de una gran huelga que, el mismo día, se extendería al personal de producción y distribución.
El día 8 de febrero la huelga ya afectaba a todos los departamentos de Riegos y Fuerzas del Ebro. El día 10, en plena escalada de tensión, moría asesinado un trabajador. Y el día 23 la huelga ya se había hecho extensiva a todas las empresas del sector energético catalán. Sin abastecimiento de electricidad, quedaron parados los transportes públicos, las fábricas, los almacenes, las tiendas, los bancos y las oficinas administrativas. También afectaría a las casas particulares con lo que las grandes ciudades de Catalunya quedaron en estado de penumbra y de oscuridad. El Gobierno español, presidido por el corrupto conde de Romanones, respondió encarcelando a 4.000 trabajadores y trabajadoras en el castillo de Montjuïc.
Pero la judicialización de aquel conflicto laboral solo consiguió estimular a la clase trabajadora. Aunque el 6 de marzo las direcciones del sector despedían a todos los huelguistas que no estaban en prisión y encarcelaban a los líderes sindicales en el barco prisión Pelayo, la determinación de los trabajadores y trabajadoras llevó al Gobierno español a buscar una salida negociada. Después de más de dos meses de huelga, la justicia española liberaba a los presos y presas, las direcciones del sector readmitían a los despedidos y sindicatos, patronal y gobierno pactaban incrementos de salarios y la instauración de la jornada laboral máxima de 8 horas.