Tal día como hoy del año 1701, hace 323 años, en Carpi (entonces ducado independiente de Módena) se libraba una batalla que enfrentaría al ejército austríaco, formado por 30.000 efectivos y comandado por Eugenio de Saboya, contra el ejército francés, integrado por 25.000 hombres y dirigido por Nicolas Catinat, y que marcaría el inicio de la guerra de Sucesión hispánica (1701-1715). Poco antes, había muerto sin descendencia el monarca hispánico Carlos II (1 de noviembre de 1700) y se había abierto el polémico testamento del difunto a favor de Felipe de Borbón (15 de noviembre de 1700). Aquel mismo día 15, el rey Luis XIV de Francia, abuelo y valedor del beneficiario del testamento hispánico, había proclamado a Felipe en Versalles.

Entre el 15 de noviembre de 1700 y el 8 de julio de 1701, la cancillería austríaca (valedora de Carlos de Habsburgo al trono hispánico) había promovido una intensa campaña diplomática que culminaría con la creación de la alianza internacional austriacista (formada por los reinos de Inglaterra, de los Países Bajos y de Portugal, el ducado independiente de Saboya y la corona catalanoaragonesa) y un enorme despliegue militar que tendría su primer teatro de guerra en el norte de la península italiana. A principios de 1701, los austríacos invadían el ducado de Milán (posesión de la monarquía hispánica gobernada por Borbón) y a mediados de año se posicionaban en el valle del río Po para ocupar los ducados independientes de Módena y de Mantua (aliados de la Francia borbónica).

El resultado de aquella primera batalla fue favorable a los austríacos y la influencia francesa en la región desapareció. Este nuevo paisaje facilitaría el papel de la República de Génova, anteriormente amenazada por Francia, como un estratégico punto de negociaciones. Cuatro años más tarde (20 de junio de 1705) el partido austriacista catalán (mayoritario pero perseguido por el régimen borbónico hispánico y recluido en la clandestinidad) se reunía en Génova con los representantes del gobierno inglés y firmaba un acuerdo que reconocía Catalunya como un sujeto político con derecho a decidir su futuro, preveía que nombraría a Carlos de Habsburgo conde independiente de Barcelona, dimensionaría su ejército y se implicaría en aquel conflicto como un actor más.