Tal día como hoy del año 1794, hace 231 años, en Cagliari —capital de la isla de Cerdeña— estallaba una revuelta contra los piamonteses que se saldaría con la victoria de los revolucionarios y la expulsión de los dominadores. La isla de Cerdeña había formado parte de la Corona catalanoaragonesa desde 1295 —y, posteriormente a la unión dinástica de Fernando e Isabel, de la monarquía hispánica hasta 1713. Durante las conversaciones de paz de Utrecht (1713) que tenían que poner fin al conflicto sucesorio hispánico (1701-1715), el régimen borbónico español la cedió a los austríacos a cambio de su retirada del conflicto. Pero en 1718, estos la intercambiaron por Sicilia a los piamonteses.
El ducado independiente de Piamonte tomó posesión de la isla y situó a sus gobernadores generales en la ciudad de Cagliari —la capital histórica de Cerdeña—. Durante décadas, los duques independientes de Piamonte —de la casa de Saboya— se intitularon, también, reyes de Cerdeña. Pero la fuerza demográfica y económica de aquel conglomerado saboyano residía en la parte continental; y durante todo el siglo XVIII, los piamonteses no pusieron en práctica ninguna política de desarrollo económico en la isla. A finales del siglo XVIII, Cerdeña era uno de los territorios más pobres de Europa, en contraposición al progreso económico y tecnológico del Piamonte.
El 28 de abril de 1794, Girolamo Pitzolo —comandante de las milicias locales que el año anterior habían rechazado un intento francés de ocupación— lideró una gran revuelta social que protestaba contra la inflación desmesurada de los precios de los alimentos básicos y contra la protección que el régimen piamontés dispensaba a la nobleza latifundista local. El 7 de mayo de 1794 los revolucionarios expulsaron el aparato militar piamontés. Y la corte de Turín, asustada, reaccionó nombrando a Pitzolo nuevo gobernador general. Pero, al mismo tiempo, pagaron a saboteadores para desprestigiar su figura y su gestión. Pitzolo sería asesinado por una revuelta popular el 6 de julio de 1795.