Tal día como hoy del año 1937, hace 86 años, en las calles de Barcelona y en el contexto de la Guerra Civil Española estallaba un conflicto armado que enfrentó, por una parte, las fuerzas de orden público de la Generalitat, el ejército de la República y los milicianos de Estat Català y del PSUC y, por la otra, los milicianos de la CNT-FAI y del POUM. En aquel enfrentamiento, que se libró durante cinco días (del 3 al 7 de mayo), participaron más de veinte mil efectivos armados (unos diez mil por cada uno de los bandos en conflicto) y se saldó con la derrota de la CNT-FAI y del POUM, que quedaron proscritas. El gran vencedor del conflicto fue el prosoviético PSUC, que a penas tenía representación parlamentaria en la cámara catalana, pero que había ganado un gran protagonismo desde el inicio de la Guerra Civil.
Aquel conflicto fue la culminación de un largo proceso de tensión que se había iniciado el 20 de julio de 1936. Una vez derrotado el golpe de estado militar del 19 de julio, se produjo un segundo golpe de estado anarquista, que tuvo como consecuencia la creación del Comité de Milicias Antifascistas, un organismo controlado por la CNT-FAI, que usurpó las funciones de gobierno del Consejo Ejecutivo de la Generalitat. Desde entonces el país quedó sumido en un caos absoluto: la colectivización de fábricas que dejaban de funcionar por falta de suministros o por ausencia a cuadros con formación técnica o la implantación de las siniestras patrullas de control, convictos excarcelados durante la pretendida revolución, que habían suplantado las fuerzas de orden público y habían creado un régimen de terror.
Los Hechos de Mayo, que fueron catalogados como una guerra civil dentro de una guerra civil, se iniciaron cuando el president Companys ordenó a Eusebi Rodríguez Salas, en aquel momento comisario de orden público de la Generalitat impuesto por el PSUC, asaltar el edificio de Telefónica en Barcelona, bajo control de la CNT-FAI. Doscientos guardias de asalto ocuparon por la fuerza del edificio, que quedó dividido entre las fuerzas en combate. En aquel momento, y para evitar una explosión de violencia generalizada, el president Companys pidió a los dirigentes de la CNT que intercedieran, pero los dirigentes de la FAI llamaron a la movilización general. Superado el conflicto, el socialista Negrín, presidente del gobierno de la República, pretextó que la Generalitat no había sabido hacer frente a aquella crisis e inició el secuestro de las competencias del autogobierno catalán.