Tal día como hoy de 1973, la banda armada vasca ETA mató al presidente del Gobierno, el franquista Luis Carrero Blanco, con un atentado en el centro de Madrid.
El grupo armado, que llevaba más de un año preparando la acción, colocó cargas explosivas de unos 50 kilos de dinamita bajo el asfalto de la calle Claudio Coello donde se encontraba la iglesia San Francisco de Borja, donde Carrero Blanco acudía a misa cada día.
Cuando todavía no eran las nueve y media de la mañana, el etarra Jesús Zugarramurdi, Kiskur, dio la señal y su compañero José Miguel Beñarán, Argala, detonó las cargas justo cuando el coche del presidente pasaba por encima, acabando instantáneamente con su vida y con la del inspector de policía y el chófer que lo acompañaban.
La explosión fue tan violenta que abrió un cráter en el suelo e hizo que el coche, un Dodge 3700 FT de 1.800 kilos de peso, volara por los aires y cayera en el terrado de la Casa Profesa, anexa a la iglesia donde acababa de acudir a misa.
Inmediatamente después, Kiskur y Argala huyeron con Javier Larreategi, Atxulo, que era el encargado de conducir el coche de escapada hasta un refugio en Alcorcón (Madrid). Unos días después, una disidente del PCE, Eva Forest, los ayudó a escapar a Francia.
Al principio, las autoridades pensaron que se trataba de una explosión de gas, ya que resultaba inconcebible en aquel momento que se pudiera tratar de un ataque orquestado por un grupo armado. No fue hasta que los técnicos inspeccionaron la zona descartando ninguna causa relacionada con el gas que se asimiló que se trataba de un ataque.
La reacción de Franco
Al saber la noticia, el dictador Francisco Franco reaccionó de una manera bien gélida: "Estas cosas pasan". Sin embargo, el dictador quedó profundamente conmocionado como se pudo comprobar durante el funeral que se celebró dos días después.
El ministro de Exteriores de Carrero, Laureano López Rodó, llegó a decir que Franco había perdido a su más directo colaborador y desde entonces ya no fue el mismo: sufrió una bajada evidente tanto física como psicológicamente".
La teoría de la conspiración
La complejidad del atentado y su proximidad con la embajada de los Estados Unidos hizo llegar a sospechar a algunos que el país estaba detrás del atentado. Evidentemente, la primera potencia lo negó.
No obstante, en el 2008 se desclasificó una nota que la embajada norteamericana en Madrid había enviado al departamento de Estado en la cual se afirmaba el siguiente mensaje: "El mejor resultado que puede surgir sería que Carrero desapareciera de escena, con la posible sustitución del general Díez Alegría o Castañón".