Tal día como hoy del año 1648, hace 376 años, en Segovia (Corona castellanoleonesa) se hacía efectiva la orden de ejecución dictada por el rey hispánico Felipe IV contra Francisco Antonio Silvestre de Guzmán y Sotomayor, marqués de Ayamonte, que había sido uno de los dos líderes de la revolución independentista andaluza de 1641. Aquella rebelión había sido liderada por dos de los aristócratas más ricos de Andalucía: Gaspar Alonso Pérez de Guzmán y Sandoval, duque de Medina-Sidonia; y el mencionado marqués de Ayamonte. Se daba la circunstancia que ambos eran parientes del conde-duque de Olivares, primer ministro de la monarquía hispánica.
La revolución andaluza había estallado en julio de 1641, coincidiendo con movimientos independentistas de Catalunya (septiembre, 1640) y de Portugal (noviembre, 1640). Pero en el caso de Andalucía, el perfil de las clases dirigentes de aquel movimiento —de perfil claramente aristocrático— tenía más relación con la revolución portuguesa que con la catalana. De hecho, los dirigentes de ambos movimientos se prestaron apoyo militar y estratégico mutuo. Pero mientras en Portugal la revolución triunfó, en Andalucía las diferencias entre Medina-Sidonia (que se quería proclamar rey) y Ayamonte (que quería constituir una república) condenaron el movimiento al fracaso.
Una vez fracasada la operación, tanto Medina-Sidonia como Ayamonte fueron detenidos y encarcelados. Pero Medina-Sidonia, por su condición de hermano de Luisa Francisca de Guzmán, esposa de Juan de Braganza —que después de la Revolución independentista portuguesa (1640) se había convertido en el nuevo rey de Portugal— se ahorró el rigor máximo de la justicia de Felipe IV y la pena que se le impuso no pasó de la incautación de una parte de su patrimonio familiar. En cambio, y según las fuentes documentales de la época, Ayamonte sería ejecutado (después de pasar siete años encarcelado en el Alcázar de Segovia) como una "medida ejemplarizante".