Tal día como hoy del año 1479, hace 546 años, en el Palacio Real de Barcelona; moría Juan II (el tercer soberano Trastámara de la Corona catalanoaragonesa) y se producía el relevo en el trono en la figura de su único hijo varón superviviente Fernando, que reinaría como Fernando II y que sería nombrado Fernando el Católico. El año anterior a la muerte de Juan II (1468) Fernando ya había sido coronado rey de Sicilia (uno de los cinco Estados que formaban el edificio político catalanoaragonés), porque se lo preparaba como gobernante. Y posteriormente a la muerte de Juan II y en el transcurso del año 1479, Fernando sería protocolariamente coronado en Barcelona, en Zaragoza, en València y en Cagliari.

En el momento de la muerte de Juan II; Fernando ya hacía diez años que estaba casado con su prima Isabel (1469); que desde 1474 y después de una guerra civil, había alcanzado el trono de la Corona castellanoleonesa. Por lo tanto, antes de heredar el trono que había ocupado su padre, ya era rey-consorte de la Corona castellanoleonesa. Y por este motivo, se interpreta que con la llegada de Fernando al trono de Barcelona empieza la historia de la monarquía hispánica, un edificio político de arquitectura confederal, inspirado en el sistema organizativo de la Corona catalanoaragonesa (diferentes Estados que tendrían una relación bilateral diferenciada con el poder central).

Fernando ambicionó convertir a los Trastámara en la estirpe más poderosa de Europa y desplegó una intensa y trabajada —y a veces agresiva e intimidatoria— labor política, militar y diplomática con el objetivo de sentar a su hijo ilegítimo Alfonso de Aragón —que había engendrado durante sus negociaciones matrimoniales de Cervera (1469) con la hija de uno de sus cancilleres—, en el sitial de San Pedro, como Pontífice. Y coronar a su hijo legítimo Juan como soberano de los Estados catalanoaragoneses, castellanoleoneses y austroborgoñones; y de las colonias de América. Maquiavelo se inspiró en la figura de Fernando para escribir El Príncipe (1532).

Fernando —como su esposa Isabel— fue llamado “el Católico” no por su pretendida religiosidad (proscribió el judaísmo en sus dominios y reinstauró la Inquisición), sino porque en aquel contexto histórico este gentilicio significaba “universal”. No obstante, la prematura muerte del heredero Juan en brazos de su joven y fogosa esposa Margarita de Habsburgo —que la investigación historiográfica considera que era ninfómana—; y la pinza opositora formada por Toscana (los poderosos príncipes-financieros Médici) y la corona francesa (sus ancestrales enemigos Valois); a la candidatura de Alfonso para ocupar el sitial de San Pedro, le impedirían culminar su plan.