Tal día como hoy del año 1808, hace 216 años, en el patio del palacio real de Aranjuez (Castilla), el príncipe heredero Fernando de Borbón lideraba una rebelión militar contra su padre, el rey Carlos IV; y contra el ministro plenipotenciario de la monarquía, Manuel de Godoy, que sería denominado el "Motín de Aranjuez" Aquel conflicto se saldaría con la victoria de los golpistas (el príncipe Fernando y las clases más reaccionarias de la corte de Madrid). Acto seguido, los golpistas destronarían a Carlos IV y María Luisa —los padres de Fernando VII— y los obligarían a emprender el camino del exilio, junto con Godoy y su esposa, María Teresa de Borbón (prima-hermana del rey).
Los golpistas se presentaron ante la opinión pública de la época como unos regeneradores. Acusaban a la pareja real y al ministro Godoy de sumisión absoluta a la Francia de Napoleón, y de la miseria política y moral que imperaba en la corte (María Luisa y Godoy eran amantes desde hacía muchos años, y se insinuaba que algunos hijos de la pareja real no eran hijos biológicos del rey). Pero la realidad era otra. Fernando y sus colaboradores querían acabar con las políticas reformistas de Carlos IV y de Godoy, que amenazaban su estatus social y económico. El Motín de Aranjuez fue un golpe de Estado claramente involucionista.
Fernando, que fue coronado como Fernando VII solo estuvo siete semanas en el trono. El 6 de mayo de 1808 le vendía la corona española al emperador francés Napoleón I; que, acto seguido, la cedió a su hermano mayor José, que reinaría como José I (1808-1814). Durante aquella etapa, Catalunya fue separada del lote español e incorporada al Primer Imperio francés como una región más. Fernando VII se vendió la corona española a cambio de la corona de Etruria (un reino satélite creado por Napoleón sobre el antiguo ducado independiente de Toscana), de una pensión anual y vitalicia de cuatro millones de francos franceses y de la gestión para encontrarle una esposa de sangre real.