Tal día como hoy del año 1936, hace 88 años, en el contexto de las primeras semanas de la Guerra Civil española (1936-1939), y en el Fossar de Santa Helena del castillo de Montjuïc, un pelotón militar del ejército de la República fusilaba a los generales Manuel Goded Llopis y Álvaro Fernández Burriel, líderes del golpe de estado militar del 19 de julio de 1936 en Barcelona, y derrotados y arrestados al día siguiente por las milicias republicanas. Desde entonces habían sido recluidos en el barco-prisión Uruguay, y habían sido juzgados y condenados a muerte (11 de agosto de 1936) por un consejo militar de guerra presidido por los coroneles Guillermo de la Peña Cusí y Carlos Caballero Méndez.
El 18 de julio de 1936, Goded —capitán general de Balears— había secundado el golpe de estado perpetrado el día antes por Franco, Mola y Sanjurjo. Durante aquella jornada sacó el ejército a las calles de las ciudades y pueblos de Mallorca y de Eivissa y con la colaboración de los pelotones paramilitares falangistas, desplegó una rápida y siniestra operación de terror (con docenas de asesinatos y centenares de detenciones ilegales) que le permitiría conseguir el control sobre el territorio. Al día siguiente, 19 de julio, cumpliendo con lo que había acordado con Franco y Mola, voló con un hidroavión hasta Barcelona para dirigir el golpe de estado a Catalunya.
Después de dos días de intensos combates por las calles y plazas de la capital catalana, los cuerpos policiales leales a la Generalitat y los milicianos de los partidos y de los sindicatos, derrotaron a los militares golpistas. Barcelona sería la única ciudad de la República que derrotaría la rebelión con las armas. El 20 de julio, Goded y Fernández se rindieron y se les conminó a grabar un mensaje que sería difundido por radio a toda la Península. En este mensaje Goded decía: “La suerte me ha sido adversa y he caído prisionero, si queréis evitar que continúe el derramamiento de sangre, quedáis desligados del compromiso que teníais conmigo”.
La rendición del movimiento golpista en Barcelona (derrotado y acorralado en el edificio de Capitanía General) y el mensaje que grabaría posteriormente, provocarían que el mando militar de la rebelión lo condenara al olvido. Durante la posterior época dictatorial (1939-1975), el nombre de Goded no aparece en la retórica del régimen nacionalcatólico de Franco. Y aparece muy escasamente en el nomenclátor vial de las ciudades y pueblos del estado español, a diferencia, por ejemplo, de los nombres de otros jefes militares de la rebelión, como Franco, Mola, Yagüe, Millán-Astray, Moscardó o el líder falangista Primo de Rivera.