Tal día como hoy del año 1874, hace 151 años, en Madrid, el general Manuel Pavia y Rodríguez de Alburquerque —por aquel entonces capitán general de la región militar de Castilla la Nueva— enviaba una nota al presidente de las Cortes españolas, Nicolás Salmerón (del Partido Republicano Federal), instándolo a disolver la cámara y dar por liquidado el régimen parlamentario. Pavia tenía el propósito —que acabaría cumpliendo— de instaurar una república dictatorial, presidida por el general Serrano, que tenía que transitar hacia la restauración de la monarquía borbónica en la persona de Alfonso XII (hijo y sucesor de Isabel II, derrocada en 1868 con la Revolución Gloriosa).
La negativa de Salmerón provocó la intervención armada de Pavia, que al frente de un destacamento de la Guardia Civil asaltó el edificio de las Cortes y accedió con violencia al hemiciclo, donde se estaba votando la elección de un nuevo presidente, el valenciano Eduard Palanca Asensi, del Partido Republicano Federal. Pavia y los guardias civiles obligaron, violentamente, a los diputados a desalojar el hemiciclo y el edificio de las Cortes. De este modo, liquidaban el régimen parlamentario republicano vigente desde la abdicación del rey Amadeo I (11 de febrero de 1873). Al cabo de pocas horas, el general Serrano, que con los generales Prim y Topete había liderado el destronamiento de Isabel II, pasaba a ocupar el poder.
El derrocamiento del régimen parlamentario republicano era la culminación de una época de grandes tensiones. La clase militar española nunca había comulgado con el modelo de estado republicano. Pero inicialmente se adaptó a él para evitar una guerra civil que habría debilitado al bando anticarlista (monárquicos liberales y republicanos). Pero la proclamación del Estat Català dentro de la Federación Española (9 de marzo de 1873) y las revueltas cantonalistas (la federalización de los territorios de la periferia peninsular) provocaron una serie de movimientos reaccionarios, liderados por los mandos del ejército español, que decían ver peligrar la unidad y el orden de España.
Durante mucho tiempo se afirmó que el general Pavia había entrado a caballo en el interior del edificio de las Cortes. Pero la investigación historiográfica moderna lo ha desmentido. En cambio, ha quedado probado que el propósito final de Pavia, Serrano, Martínez Campos y otros mandos del ejército que participaron en ese golpe de Estado, era la restauración del régimen monárquico borbónico. Para esta maniobra —de derribo del régimen republicano— contaron con la activa colaboración del político Antonio Cánovas del Castillo, líder del Partido Conservador, que aglutinaba el unionismo españolista. Un año después del asalto a las Cortes, Cánovas gestionó la llegada de Alfonso XII.