Tal día como hoy de 1809, la ciudad de Girona cayó ante las tropas napoleónicas después de un asedio de siete meses. La ciudad catalana firmó su rendición a causa de las enfermedades y el hambre.
El conflicto se inició en mayo de aquel año, cuando el ejército francés se encontraba en plena invasión de España después de que Josep Bonaparte, hermano de Napoleón, hubiera sido nombrado rey gracias a la abdicación forzada de Carlos IV y su hijo, Fernando VII.
El año anterior, los franceses habían asediado la ciudad dos veces, primero en la batalla de Girona del 20 al 21 de junio, y después en el Segundo Asedio de Girona de tres semanas, del 24 de julio al 16 de agosto. En ambas ocasiones, los franceses salieron derrotados.
Un conflicto muy desigual
La defensa de la ciudad la llevaron a cabo unas 9.000 personas, entre efectivos y milicianos como los Miquelets (mercenarios catalanes), ante los 32.000 efectivos franceses y westfalianos (región que actualmente pertenece a Alemania). A pesar de la inferioridad numérica de los defensores de Girona, gran parte del ejército napoleónico fue capturado durante una temporada de la campaña.
Durante el asedio, se estima que murieron unas 10.000 personas entre soldados y civiles al bando español, principalmente por enfermedades o hambre. Sólo sobrevivieron unos 8.000 de los 14.000 habitantes originales de la ciudad. Las pérdidas francesas fueron de aproximadamente 14.000, más de la mitad a causa de las enfermedades.
La derrota, semilla de la victoria
A pesar de la derrota, la resistencia de Girona favoreció los intereses españoles, causando el retraso del ejército francés en su avance en el resto de la península. La batalla se convirtió en legendaria a lo largo de la Guerra de Independencia española, y el general Mariano Álvarez de Castro se convirtió en un héroe nacional. Álvarez de castro acabó muriendo envenenado por los franceses en una celda del castillo de Sant Ferran de Figueres.
España acabaría derrotando al ejército francés cuatro años después, en 1813, a causa de la retirada de efectivos por parte de Napoleón para afrontar la guerra contra el Imperio ruso.