Tal día como hoy del año 1036, hace 1.086 años, en Lleida, moría Hisham III, que sería el último califa de Al-Ándalus. Hisham murió el día que se cumplía el quinto aniversario del golpe de estado que lo había depuesto del cargo (1031) y que había precipitado la fragmentación del califato en los reinos de taifas. El mismo día del golpe de estado, su ministro plenipotenciario Hakam ibn Said había sido asesinado, y él había abandonado Córdoba y se había dirigido a la Frontera Superior. En Lárida (el actual Lleida) fue acogido por el gobernador Sulayman ibn Muhammad al-Mustain; y residió en el castillo de la Suda hasta su muerte.
Hisham III era de la histórica estirpe Omeya, fundadora del emirato de Córdoba (756-929) por Abd-al-Rahman I, y del califato de Córdoba (929-1031) en la figura de Abd-al-Rahman III; y que tenía muchos partidarios en el valle del Ebro. Hisham era bisnieto del fundador del califato andalusí y nieto de Subh (una vasca de nombre Aurora, que había sido secuestrada cuando era una niña, y que había alcanzado la categoría de primera esposa del califa Al-Hakem). Durante el gobierno de su abuela Subh, el general andalusí Al-Mansur había devastado el condado carolingio de Barcelona, causando centenares de muertos y secuestrando a miles de cautivos que serían vendidos en los mercados de esclavos del norte de África.
Después de la muerte de Hisham (1036), Al-Mustain —que le había sido fiel hasta el último momento— proclamó el emirato de Lárida (el actual Lleida). El estado musulmán de Lleida tuvo una efímera existencia (1036-.1102), segmentada en cuatro fases: una primera etapa de independencia llena, gobernada por la estirpe de origen árabe de los Tugibid (1036-1079); una segunda etapa de inclusión en la taifa de Zaragoza (1079-1082); una tercera etapa de recuperación de la independencia, con el gobierno de la estirpe de origen yemení de los Banu Hud (1082-1102); y una cuarta y última etapa de inclusión en el imperio almorávide (1102-1149).