Tal día como hoy del año 1940, hace 80 años, en el contexto de la II Guerra Mundial (1939-1945) y de la ocupación alemana de Francia (1940-1944); el policía español Pedro Urraca Rendueles entregaba el presidente Companys a los agentes del cuartel general de SIMP (Servicio de Información Militar y Policial); en Madrid. Companys había sido detenido por la Wehrmacht el 13 de agosto anterior en su residencia de Ar Baoul-Skoubleg (Bretaña-Francia ocupada); y había estado catorce días detenido e interrogado en la prisión de La Santé, de París, por agentes de la Gestapo y del SIMP.
El 28 de agosto, Companys -esposado y custodiado por el policía Urraca- fue introducido en un tren y trasladado a España. Aunque, oficialmente, España y Alemania eran dos estados diferenciados, ni el régimen franquista español emitió ninguna orden de detención y extradición, ni el régimen nazi alemán autorizó ningún tipo de traslado. En el caso del presidente Companys, como en el de otras personalidades catalanas republicanas detenidas por los nazis -por ejemplo Joan Peiró, secretario general de la CNT y exministro de la República-, la frontera que separaba el Reich de Hitler y la España de Franco era totalmente invisible.
El presidente Companys fue expoliado, torturado, juzgado y condenado en juicio farsa; y, finalmente, fusilado el 15 de octubre de 1940. En cambio, el policía Urraca, concluida la Segunda Guerra Mundial, sería condenado por incautación de bienes y a muerte por la justicia francesa (1947), acusado de saquear y asesinar a judíos franceses y republicanos españoles. Pero España no lo extraditaría nunca. Sería condecorado por el estado español y trabajaría hasta 1982, durante el gobierno constitucional del presidente Suárez.