Tal día como hoy del año 1716, hace 308 años, y en el escenario general de miseria y represión posterior a la conclusión de la Guerra de Sucesión hispánica (1701-1715), el régimen borbónico iniciaba la construcción de la Ciutadella, el gran cuartel militar situado en el interior del cercado amurallado de la capital catalana "para dominar al pueblo de Barcelona". Ese complejo militar-represivo se construyó siguiendo los planos de Joris Prosper van Verboom, un ingeniero que procedía del grupo social de las minoritarias oligarquías colaboracionistas de los Países Bajos hispánicos. Y la primera piedra la colocaría el capitán general Francisco Pío di Savoia, que destacaría por la brutalidad de sus métodos represivos contra la población catalana (1715-1719).
Para la construcción de la Ciutadella, el régimen borbónico español, que había sometido Catalunya "por justo derecho de conquista", ordenó el derribo de 38 calles y 1.016 viviendas del sector de levante de la marina de la ciudad. Esa brutal operación supuso el desahucio de más de 5.000 vecinos del barrio de La Ribera (el 15% de la población de la ciudad) y provocó gravísimos problemas de vivienda, que intensificarían el paisaje de miseria que cubría Barcelona desde la ocupación borbónica (1714). Según sus promotores, la Ciutadella se edificó en ese emplazamiento porque, por una parte, era el flanco más débil de las defensas externas, y por otra, era la zona más poblada de la ciudad y la más propensa a futuras rebeliones.
Verboom había previsto alojar a la población desahuciada fuera de la muralla, en una zona yerma delante del puerto. Pero ese barrio, que se denominaría la Barceloneta, no se empezaría a construir hasta transcurridas casi cuatro décadas (1753). Durante esa primera etapa de represión (1716-1753), la población de Barcelona se más que duplicó (pasó de 35.000 a 80.000 habitantes), dentro de un espacio intramuros reducido en un 20% por la construcción de la Ciutadella y de la explanada que la separaba de la trama urbana. También durante esa primera etapa de dominación borbónica española, la ciudad estaría presidida por un paisaje de superpoblación y sometida a pésimas condiciones de habitabilidad, higiene y salubridad.