Tal día como hoy del año 1506, hace 518 años, en Burgos, el rey Felipe I de Castilla y de León, llamado "el Hermoso", marido de la reina Juana, mal llamada "la Loca", y yerno del rey Fernando II de Catalunya y de Aragón, llamado "el Católico", enfermaba repentinamente. Felipe estaba de visita oficial a Burgos y se alojaba en la Casa del Cordón, la residencia de Bernardino Fernández de Velasco, condestable de Castilla (equivalente a capitán general del ejército castellano), y de su esposa Juana de Aragón Nicolau (Agramunt, 1470), hija de una relación extramatrimonial de Fernando el Católico y la oligarca catalana Juana Nicolau, de Tàrrega.
Fernando el Católico y su yerno Felipe Habsburgo tenían una pésima relación desde la muerte de Isabel la Católica (1504). Fernando había intentado heredar el patrimonio de su difunta esposa y concentrar sobre su testa las coronas catalanoaragonesa (que ya ostentaba desde la muerte de Juan II) y la castellanoleonesa. Pero el rechazo de las clases aristocráticas castellanas, dispuestas a hacer valer la última voluntad de la difunta Católica (había testado a favor de su hija Juana y de su yerno Felipe Habsburgo), provocó la expulsión de Fernando, con la cita que haría historia "viejo catalanote, vuélvete a ti nación", y el nacimiento de una profunda enemistad entre suegro y yerno.
Tampoco la fría relación entre Fernando y sus hijos legítimos, en este caso con Juana, ayudaron a rebajar la tensión. En cambio, Fernando siempre había tenido una relación muy estrecha y afectuosa con sus hijos ilegítimos. Alonso (Cervera, 1470), Juana (Agramunt, 1473) y María (Gasteiz, 1476). Les procuró una buena educación y un futuro, y estos le respondieron con afecto y lealtad. Y eso hace que buena parte de la investigación historiográfica apunte a que en cuanto Fernando supo que Felipe se alojaría en casa de Juana Nicolau, ordenó a esta que le administrara las dosis suficientes de veneno para provocarle una muerte no sospechosa.
Oficialmente, Felipe murió de una pulmonía, como resultado de la evolución de un resfriado adquirido durante una partida de pelota (un juego similar al frontón). Pero esa partida se jugó el mismo día 20, y la evolución del enfermo y de la enfermedad que describen las fuentes documentales están lejos de la sintomatología clásica de una pulmonía. Enfermó de repente esa misma noche, y desde el primer momento sufrió constantes y violentos vómitos de sangre, que apuntan claramente a un envenenamiento, probablemente con aqua di Napoli (que no dejaba rastro y que era de uso muy frecuente entre las clases privilegiadas). Cinco días después, Felipe Habsburgo moría.