Tal día como hoy del año 1923, hace 95 años, el rey Alfonso XIII validaba el golpe de estado militar que, el día anterior, había promovido y liderado el capitán general de Catalunya Miguel Primo de Rivera y Orbaneja. El golpe de estado se había iniciado en los cuarteles militares de Barcelona la madrugada del día anterior, y en el transcurso de aquella jornada acabaría sumando la adhesión de todos los jefes militares de los principales acuartelamientos de Catalunya y de Aragón. Según la prensa de la época, el resto de jefes militares del ejército español evitaron pronunciarse a favor o en contra de la "intentona" de Primo de Rivera. Sería durante aquella jornada previa que se producirían los movimientos en la sombra que tenían que conducir a la validación del golpe de estado.

El día 14 el capitán general Primo de Rivera se desplazaba a Madrid para entrevistarse con el rey Alfonso XIII. Según algunas fuentes, habría sido citado a "Palacio" inmediatamente después del pronunciamiento. Previamente a la entrevista, el rey se había encontrado con el presidente del gobierno, el conservador Manuel García Prieto, en una tensa reunión que puso de manifiesto el entusiasmo del monarca con los planes dictatoriales, y que provocó la dimisión en peso del ejecutivo. A la una y cuarto de la tarde, Alfonso XIII ―que a propósito del golpe de estado había anticipado el retorno de sus vacaciones en Donosti― entregaba todo el poder al nuevo dictador y, acto seguido, el capitán general de Madrid Diego Muñoz-Cobo Serrano decretaba el estado de guerra en la capital española.

Alfonso XIII, Milans del Bosch y Primo de Rivera

La primera medida que dictó Primo de Rivera fue la disolución de todas las corporaciones municipales y provinciales del Estado español. Poco después, extendía el modelo del somatén ―los paramilitares catalanes que, desde el primer momento, habían dado apoyo al pronunciamiento―, al conjunto del Estado español. Y seis meses después del golpe de estado (12 de marzo de 1924) decretaba la liquidación de la Mancomunitat de Catalunya con el pretexto que "contribuía a deshacer la gran obra de la unidad nacional" y que "la hemos visto galopar hacia el nacionalismo y el separatismo, haciendo pasar a los catalanas amantes de España horas de amargura y humillación, y a los españoles todos de inquietud y descorazonamiento".