Tal día como hoy del año 1866, hace 152 años, el Consell General de les Valls —institución de gobierno del Principado de Andorra— promulgaba la ley de la Nueva Reforma, que introducía cambios sustanciales en el proceso de elección de los representantes políticos. Desde 1446, el ConsellGeneral estaba formado por 24 miembros que representaban a todas las parroquias del principado que procedían de las familias económicamente más poderosas de cada comunidad local. Con la promulgación de la Nueva Reforma, todos las jefes de casa (la persona que tenía la autoridad en el ámbito familiar) se convertían en elegibles y electores. Sería el primer paso hacia la plena democratización de la vida política andorrana, que en el transcurso del siglo XX se completaría gradualmente hasta culminar con la promulgación de la Constitución de 1993.
El impulsor de aquella Nueva Reforma fue el industrial siderúrgico andorrano Guillem d'Areny-Plandolit, nacido en la Seu d'Urgell en el año 1822. Areny procedía de una familia andorrana con una larga tradición industrial y comercial que se remontaba a principios de la centuria de 1600. Los Areny habían sido pioneros en la fundidora y la comercialización del hierro en Andorra y eran los fundadores de una de las primeras estirpes de industriales andorranos. Serían precisamente los conflictos de intereses entre los empresarios industriales y los grandes propietarios agrarios lo que acabaría empujando hacia la Nueva Reforma. Areny, síndico general del Consell , con la colaboración de la familia Rossell —la otra gran estirpe de industriales andorranos—, impulsaría la Nueva Reforma con el propósito de limitar el monopolio del poder que habían ejercido secularmente los grandes propietarios agrarios del país.
En 1866 el Principado de Andorra reunía nada más que 5.000 habitantes y era uno de los países más pobres de Europa. A todo eso se sumaban las fuertes desigualdades jurídicas y económicas que separaban la minoría oligárquica de la mayoría empobrecida, que eran el resultado de la pervivencia de un régimen político feudal que se remontaba a la centuria de 1200 y que, en el transcurso de los siglos, no había evolucionado. Con la Nueva Reforma, el Principado de Andorra no tan solo empezó a caminar hacia la apertura democrática de su vida política, sino que también abrió las puertas a la modernidad. Con la Nueva Reforma de Guillem d'Areny se prohibía concentrar cargos públicos sobre una misma persona, se obligaba a renovar el Consell cada cuatro años y se creaba la figura de comisionado del pueblo, encargado de fiscalizar la administración y las cuentas públicas.