Tal día como hoy del año 1991, hace 26 años, se celebraba la primera sesión plenaria del Conselh Generau dera Val d'Aran en la etapa contemporánea. Pero la historia del Conselh Generau, la máxima institución de representación política de la sociedad aranesa, clava sus raíces en los primeros siglos de la edad media. El año 1313 el conde-rey Jaime II de Barcelona y de Aragón actualizó las antiguas "universitas" (los consejos de los valles), organismos con una tradición que se remontaba al siglo VIII para adaptarlas a una nueva realidad. La Querimònia (la carta magna que recogía las costumbres y privilegios del pueblo aranés) abrió el paso a la creación del Conselh Generau.
El Conselh Generau actuaría con plenitud durante el periodo comprendido entre 1313 y 1834. Incluso después de la liquidación de las instituciones de gobierno del Principat de Catalunya –con el decreto de la Nueva Planta borbónica de 1717– que eran la instancia superior de representación política. Durante la guerra de Sucesión hispánica (1705-1715) la sociedad aranesa tomó partido a favor de la causa de Carlos de Habsburgo, como lo hicieron la casi totalidad del Principat. Pero el triunfo militar borbónico y la liquidación del edificio político catalán, no se tradujo en la supresión del régimen foral aranés. Quedó semi-oculto en el inmenso cajón de sastre que contenía los "señoríos" castellanos y navarros.
El Conselh Generau, al perder la referencia institucional catalana, quedó con un poder político muy limitado. Pero conservó importantes prerrogativas como el uso y el aprovechamiento de los bosques y de los pastos comunales, régimen de propiedad mayoritario. Así sobrevivió hasta 1834. Paradójicamente, sería el primer gobierno liberal constituido después de la muerte del absolutista Fernando VII quien suprimiría el Conselh Generau (1834) y distribuiría sus funciones entre los ayuntamientos del país de Aran y la recién constituida Diputació de Lleida. 157 años después, el Parlament de Catalunya –restaurado en 1980– daba respuesta a una vieja y legítima reivindicación de la sociedad aranesa.