Tal día como hoy del año 1938, hace 82 años, en el contexto de la Guerra Civil española (1936-1939), cesaba el bombardeo iniciado dos días antes por la aviación de los regímenes fascista italiano (aviones Savoia-Marchetti SM 79 y SM 81) y nazi alemán (aviones Heinkel HE 51C-1 y Juncker). Aquel ataque continuado (16, 17 y 18 de marzo) perseguía, claramente, objetivos civiles, y se perpetró en el marco de la proclama de uno de los oficiales italianos que dirigieron aquella operación. Francesco Pricolo declaró: "Hay que crear una sensación de terror inmediato entre la población enemiga, destruyendo continuamente la ciudad, los centros urbanos, todas las fuentes de vida y someterlos a una pesadilla de la cual no puedan despertar y que los obligará a rendirse".
Durante aquellos tres días de terror, la aviación aliada del bando franquista tiró 44.000 kilos de bombas sobre la ciudad, que causaron la muerte a más de 1.300 personas, heridas de consideración otras 1.000 y la destrucción parcial o total de docenas de edificios. Las zonas más afectadas fueron los viales más visibles desde la altura: la Rambla, la plaza de Catalunya, el paseo de Gràcia y la Diagonal. La gran mayoría de las víctimas fueron personas que durante los bombardeos se habían refugiado en el interior de las tiendas y de las cafeterías y fueron alcanzadas por la metralla de las bombas experimentales alemanas (de 100 kilos), de poca penetración pero con una terrible fuerza expansiva. También se produjeron víctimas entre los viajeros de los tranvías.
Se ha especulado mucho sobre la responsabilidad del general golpista Franco en aquella masacre. Se ha afirmado que Franco no tuvo conocimiento de aquella operación. Pero lo cierto es que, pocas semanas antes, Franco —presionado por Francia y Inglaterra— comunicó al embajador nazi en Madrid que estaba valorando la posibilidad de renunciar a la ayuda militar alemana e italiana, excepto el de sus fuerzas aéreas. Y también es cierto que, sospechosamente, afirmaría que no se había enterado de aquella masacre hasta pasados cuatro días del inicio de los bombardeos. En este contexto, es muy reveladora la proclama el general golpista Queipo de Llano, efectuada unos meses antes: "Convertiremos Madrid en un vergel, Bilbao en una gran fábrica y Barcelona en un inmenso solar".