Tal día como hoy del año 1229, hace 788 años, la escuadra del conde-rey Jaime I de Barcelona y de Aragón que tenía que conquistar Mallorca se hacía a la mar desde el puerto de Salou (Tarragonès). Después de una travesía que, a causa de un fuerte temporal, duraría seis días; el 11 de septiembre desembarcaban en la playa de la actual villa de Santa Ponsa. Al día siguiente del desembarque, el 12 de septiembre, se libraría la primera batalla y pasados tres meses y medio, el 31 de diciembre culminarían la conquista con la rendición de la capital. La población musulmana de Mallorca sería expulsada; y la isla sería íntegramente repoblada con campesinos vasallos de los barones que participaron en la empresa militar.
La empresa conquistadora mallorquina fue de fábrica exclusivamente catalana. La nobleza aragonesa se negó en redondo a participar en la empresa. Y el conde-rey Jaime coordinó y dirigió la operación de conquista con los barones de las casas nobiliarias del Principat. Una estimación muy aproximada de los efectivos catalanes calcula un ejército de 1.500 caballeros y 15.000 peones y lanceros; distribuidos entre la hueste condal; las huestes de los obispos de Tarragona, de Barcelona y de Girona; y la hueste feudal del Rosselló, de la Cerdanya, del Empordà, del Vallès, del Penedès, de Osona y de Urgell. También había una participación importante de los Templarios y de los Hospitalers del Principat.
La iniciativa de Barcelona y la negativa de Zaragoza revela que los condados catalanes y el reino aragonés se organizaban políticamente de forma independiente. Y que la figura del soberano era la única institución que compartían. Y revela, también, una cultura fundacional claramente diferenciada. Mientras que las oligarquías aragonesas, desde sus inicios, siempre se proyectaron territorialmente hacía en la península (las uniones con Navarra y las campañas militares en la Meseta lo corroboran); los condes barceloneses pactaron con el Pontificado una alianza militar (encaminada a reforzar la independencia) que contemplaba una expansión hacia el norte y hacia el mar.