Tal día como hoy del año 1707, hace 311 años, se libraba la batalla de Almansa —a las afueras de esta villa castellana— que enfrentaba a los ejércitos de la alianza borbónica de las Dos Coronas y la alianza anti-borbónica de la Haia y que sería una de las más decisivas de la Guerra de Sucesión hispánica (1701-1715). Por el lado de la alianza borbónica, la Corona de Castilla y el reino de Francia desplazaron casi 30.000 efectivos, divididos entre 20.000 soldados de pie y de artillería y casi 10.000 de caballería. Y por el lado de los aliados internacionales, la Corona de Aragón, el archiducado de Austria y los reinos de Inglaterra, de los Países Bajos y de Portugal concentraron casi 25.000 efectivos formados por 17.000 soldados de infantería y de artillería y 6.000 de caballería.

Aquella decisiva batalla, que se libró sobre un frente de más de seis kilómetros de longitud, duraría escasamente dos horas y se decantaría por el bando borbónico, en buena parte por la superioridad numérica de los efectivos de caballería y también por la pésima estrategia que había planteado el mando aliado, dirigido en aquella ocasión por el conde de Galway y por el marqués de Das Minas. La caballería borbónica, que venía de unos días de reposo, se mostró más ágil e incisiva y rompió el flanco central del ataque aliado formado básicamente por la infantería. Cuando la caballería aliada, repartida entre los flancos derecho e izquierda rectificó su posición para auxiliar el flanco central, ya era tarde y el frente estaba fragmentado en dos partes desorganizadas y parcialmente en desbandada.

Representación de la batalla de Almansa / Fuente: Universitat de València

Aquella batalla se saldó con importantísimas pérdidas para el bando aliado. Los borbónicos, dirigidos por el duque de Berwick —que seis años más tarde sometería Barcelona a un asedio salvaje (1713-1714)— tuvieron 3.000 bajas (el 10% de sus efectivos), pero en cambio causaron 6.000 bajas en el bando aliado y capturaron a 5.000 prisioneros (el 45% de sus efectivos). La batalla de Almansa tendría unos efectos devastadores para el reino de València. Sus ciudades, que habían quedado desprotegidas por la acumulación de efectivos en Almansa, fueron literalmente arrasadas por los borbónicos. Xàtiva, Alcoi, Dènia, AlacantVila-real serían carbonizados; y en València ordenarían arrancar todas las referencias públicas a la bandera “para que olviden para siempre que en otro tiempo fueron libres”.