Tal día como hoy del año 1666, hace 351 años, nació en el Poal (Pla d'Urgell) Antoni Desvalls i de Vergós, quien sería el comandante de la plaza de Cardona, la última resistencia militar organizada de la revolución independentista de 1713-1714. Barcelona había caído el 11 de septiembre y Cardona resistiría, todavía, una semana más hasta el 18 de septiembre. Después de la caída de Cardona, la resistencia catalana ya no estaría organizada como un ejército regular, sino que tomaría el modelo de partidas armadas –miquelets– que durante 4 años castigaron a las tropas ocupantes franco-españolas con acciones aisladas pero muy efectivas.
Desvalls era el paradigma del corpus nobiliario catalán de la época. Nacido y criado en las propiedades rurales de su familia, fue formado y educado para tener una ocupación militar. Inició su carrera en el regimiento de Juan José de Austria –el hermanastro de Carlos II, el último Habsburgo, y el mejor situado para sucederlo hasta que lo cogió prematuramente la muerte–. Desvalls, a los 19 años, ya era capitán de regimiento. Y en 1705, entronizado el Borbón en Madrid, se alineó con la revolución austriacista. Recibió la misión –ordenada por Jordi de Hesse-Darmstadt, representante en Catalunya del pretendiente Habsburgo– de extender la revolución a los antiguos condados de Urgell, Pallars y Ribagorça.
Participó, como coronel, en todas las grandes operaciones militares de la guerra de Sucesión destacando en la derrotas borbónicas de Almenar y de Talamanca. Cuando Catalunya quedó abandonada por sus aliados internacionales, fue un destacadísimo partidario de la resistencia a ultranza, la independencia de facto. Era la primera vez, desde el siglo XIV, que los corpus nobiliario y mercantil –enfrentados en un conflicto permanente– firmaban una alianza. Desvalls –con Bac de Roda, Moragues y Amill– sería un héroe de la resistencia en el interior del país. Acabada la guerra, se exilió en Viena, donde murió en 1724, combatiendo a los turcos, como mariscal de campo del ejército austríaco.