Tal día como hoy del año 1526, hace 492 años, moría en La Puebla de Montalbán (Castilla) Diego Colón Moniz Perestrelo, hijo y heredero del almirante Cristóbal Colom y de su primera esposa, la aristócrata portuguesa Filipa Moniz Perestrelo. Según la historiografía castellana, Diego Colón murió repentinamente a los cuarenta y seis años mientras se dirigía a Sevilla para asistir a las bodas del rey Carlos I (el nieto de Fernando de Aragón y el primer Habsburgo hispánico) con la princesa Isabel de Portugal. Pero otras fuentes documentales sitúan la fecha de su muerte en una etapa en que estaba inmerso en durísimos procesos judiciales contra la monarquía hispánica —para reclamar la restitución de la herencia, en forma de cargos, que le había legado su padre— y que haría imposible su participación en una celebración de aquellas características.
Diego Colón había nacido el año 1480 en la colonia portuguesa de Oporto Santo (Madeira) que administraba su abuelo materno Bartolomé Perestrelo. A la muerte de su padre (1506) tenía que heredar la condición de almirante, que había quedado suspendida después del encarcelamiento de Cristóbal y de Bartolomé Colón (1500). El rey Fernando de Aragón —que ya era viudo— se negó en redondo a restituir los derechos de Cristóbal Colón en la persona de su hijo y heredero Diego Colón y lo nombró gobernador de La Hispaniola sujeto a la administración de la metrópoli. De esta forma, se iniciaría una larga historia de pleitos con el trasfondo de las Capitulaciones de Santa Fe (1492) —el contrato entre la monarquía hispánica y Colón previo al primer viaje— que no terminarían hasta su súbita muerte.
Diego Colón, sin embargo, no renunció nunca al proyecto que había iniciado su padre. Recuperó la política de creación de estructuras de estado en La Hispaniola para convertirla en una entidad propia integrada en el edificio político hispánico; que generaría la reapertura del conflicto entre los colonos de origen catalano-valenciano (partidarios de Colón) y los de origen castellano-leonés (partidarios del status colonial subordinado a la administración hispánica) que se había vivido en tiempo de la gobernación de Cristóbal y Bartolomé. Diego Colón, como su padre y su tío, sufriría la persecución política y judicial de la monarquía; y después de morir; su heredero Luis Colón, presionado y amenazado por el poder, acabaría renunciando definitivamente a las condiciones y beneficios que le otorgaban las Capitulaciones.