Tal día como hoy del año 1843, hace 177 años, en Barcelona, estallaba la Jamància (también conocida como Camància); la primera revolución federalista y verdaderamente democrática de la historia peninsular. En aquel episodio revolucionario se enfrentaron las clases populares de Barcelona contra los representantes de las oligarquías políticas y militares españolas emplazadas en Catalunya.
En cambio, las élites industriales catalanas (de ideología liberal y federalista), asustadas por el cariz que tomaban los acontecimientos (toma de armas del arsenal de Drassanes y asalto a la ciudadela), inicialmente se mantuvieron al margen; y, pasadas las semanas, tomaron partido por la represión española. Por este motivo, algunos historiadores consideran la Jamància la primera revolución obrera de la historia peninsular.
El origen de la Jamància era un movimiento de base popular -básicamente obrera- y de ideología democrática, federalista y republicana que se oponía al gobierno jacobino del liberal Espartero (que, el año anterior, había ordenado el bombardeo de la ciudad) y de su sucesor López López, y a la cultura de corrupción de las oligarquías extractivas de Madrid, representadas por la entonces exregente, Maria Cristina de Borbó.
Pero el estallido de aquella revolución estaría más relacionada con un verano especialmente crítico para las clases populares: Barcelona, con más de 200.000 habitantes, continuaba recluida dentro de las murallas por imposición borbónica desde 1714. A los endémicos problemas de hacinamiento e insalubridad, se había sumado una crisis económica que había derivado en episodios de hambre y de enfermedades, y que había ensanchado la brecha social.
Después de tres meses de revolución, durante los cuales los líderes revolucionarios demostraron una gran capacidad de gestión, Barcelona sería de nuevo bombardeada por el ejército español, en aquella ocasión por orden de los generales Prim y Milans del Bosch, que ordenarían tirar más de 12.000 bombas que causarían trescientos muertos, la rendición de Barcelona y el fin momentáneo del sueño de una España justa, democrática y federal.