Tal día como hoy del año 1638, hace 382 años, en el castillo de Saint Germain (a 20 kilómetros en el oeste de París), nacía Luis de Borbón y de Habsburgo, hijo primogénito de Luis XIII de Francia y de Ana de Austria (hija del monarca hispánico Felipe III). Luis, que, siendo muy pequeño y por la muerte prematura de su padre, sería coronado como Luis XIV, fue el monarca que más tiempo reinó en la monarquía francesa: un total de 72 años (1643-1715). Durante el periodo 1643-1652, fue conde independiente de Barcelona (Hombre Principal de Catalunya), título que había recibido por herencia de su padre, y que sumaba a los de rey de Francia y rey de Navarra.

La relación entre Luis XIV (y Mazzarino, gobernando de facto durante la minoría de edad del rey) y Catalunya pasó por varios descalabros que, en definitiva, explican el resultado de la Guerra de los Segadores (1640-1652). El Dietario de la Generalitat consigna una etapa inicial (1643-1648) de relaciones muy fluidas, caracterizadas por un interés mutuo en rechazar la invasión hispánica del Principado. Las misivas oficiales consignadas por el Dietari durante aquella primera etapa revelan un gran entendimiento entre las cancillerías de Barcelona y de París: Luis XIV nunca anexó el Principado a Francia, sino que lo consideró uno más de los tres dominios que reunía: Francia, Navarra y Catalunya.

Pero a partir de 1648, y coincidiendo con la firma de la Paz de Westfalia que ponía fin a la Guerra de los Treinta Años (1618-1648); la postura de la cancillería de París variaron considerablemente. Aunque había autorizado la presencia de representantes catalanes a la Conferencia de Munster (previamente en el Tratado de Westfalia), se negó rotundamente a que Catalunya siguiera los pasos de la Confederación Helvética y de los Países Bajos, que después de más de un siglo de independencia de facto eran, finalmente, reconocidos internacionalmente; y la relación entre Barcelona y París se enturbió notablemente.