Tal día como hoy del año 1934, hace 83 años, a primera hora de la madrugada el ejército español conseguía vencer las últimas resistencias de las fuerzas de defensa de la Generalitat. El día antes, 6 de octubre, el president Companys había proclamado el Estado Catalán dentro de la República Federal Española. Una fórmula que se aproximaba a la reivindicación mayoritaria de la sociedad catalana de la época. Pero la mala planificación de la estrategia y de la logística —dominada por las dudas y las improvisaciones— y el cúmulo de errores que la investigación historiográfica imputa, en buena parte, al president Companys condujo, inevitablemente, al fracaso de la proclamación.
A las dos de la madrugada del día 7, con el Palau de la Generalitat rodeado por la artillería española, los guardias de asalto atrincherados en la sede de la Comisaría General de Orden Público —en la Via Laietana— votaban rendirse, sin ni siquiera esperar órdenes de Presidencia. En cambio, los Mossos d'Esquadra, dirigidos por el capitán Escofet, se mantuvieron fieles y operativos hasta el último momento. Estos hechos pondrían de relieve, también, el error de Companys en su apuesta para implicar a los guardias de asalto y los milicianos en la operación, que se explica por los acuerdos políticos que, a título particular, mantenía con algunos líderes sindicales para reforzar su posición dentro de un gobierno dividido.
A las seis de la mañana cuando el president Companys tuvo conocimiento que tanto los guardias de asalto como los milicianos —que él particularmente había ordenado armar en perjuicio de los Mossos— se habían desmovilizado, llamó al general Batet —jefe militar del ejército español— para comunicarle la rendición de la Generalitat. Al mismo tiempo ordenaba la rendición de los Mossos d'Esquadra. Batet entraría en el Palau de la Generalitat y pondría bajo arresto militar al president y su gabinete. Pasadas las horas, el gobierno español, presidido por el derechista Gil-Robles, nombraría a un coronel del ejército como president de la Generalitat, y ordenaría la ocupación y la deshabilitación del Parlament.