Tal día como hoy del año 2000, hace 17 años, Ernest Lluch i Martin, profesor universitario, fundador del Partit Socialista del País Valencià, exportavoz del PSC en el Congreso de los Diputados, exministro de Sanidad y Consumo durante los primeros gobiernos socialistas del régimen constitucional, y una de las figuras punteras de la intelectualidad contemporánea catalana; era brutalmente asesinado por un comando de la organización terrorista ETA. Lluch fue asesinado en Barcelona a las diez de la noche en el garaje de su casa, situado en la avenida de Xile. Los agresores le dispararon dos balas en la cabeza, que le entraron por el cuello y por la sien y le afectaron, de forma irreversible, al cerebro.
Ernest Lluch, nacido en Barcelona el año 1937, era un reconocido vascófilo, enamorado de los paisajes naturales, de los pueblos y de las ciudades, de la cultura, de la lengua, de la historia y de la proyección al futuro de Euskal Herria. Había vivido en Donosti y conocía profundamente la tragedia que, para la sociedad vasca, representaba el fenómeno de la violencia. Ernest Lluch se había postulado, en repetidas ocasiones, a favor de una salida dialogada y negociada al conflicto vasco; y, en contacto con personalidades del mundo de la cultura, de la enseñanza y de la política vascas, había sido un firme y destacado defensor de los derechos humanos y de la paz en Euskal Herria.
El brutal asesinato de Ernest Lluch causó un gran impacto en la sociedad catalana. Tres días más tarde, el día 24, más de un millón de personas se congregaron en el paseo de Gràcia, a Barcelona, para condenar el brutal asesinato de Ernest Lluch y para reclamar al ejecutivo español que abriera vías de diálogo con el objetivo de acabar con el fenómeno de la violencia. En aquella gran manifestación, encabezada por los presidentes de los gobiernos de Catalunya y de Euskadi, Pujol e Ibarretxe; y por el presidente del gobierno español y el líder de la oposición, Aznar y Rodríguez Zapatero; la periodista Gemma Nierga, al tomar la palabra desde el cadalso, pronunció una frase, dirigida a los gobernantes, que acabaría teniendo una gran trascendencia: "Ustedes que pueden, dialoguen".